23 abril 2008

El “Andahuaylazo” no fue una broma (16/04)

-Si bien Ollanta Humala ha logrado zafarse –gracias a varios errores y negligencias cometidos por algunos magistrados, lo que facilitó su hábeas corpus– del juicio (donde esa magistrada debería inhibirse) a su hermano Antauro respecto de sus responsabilidades en el “Andahuaylazo”, sería un escándalo que no se investiguen judicialmente sus probables responsabilidades, porque estamos hablando nada menos que de un intento de golpe de Estado que terminó con cuatro policías asesinados. No sólo Ollanta pidió la salida de Toledo justo en vísperas de la intentona, sino que desde Seúl (adonde Toledo increíblemente lo había enviado tras haberlo destinado antes en París. Allí también existe otra historia rara entre ambos) elogió a ésta en sus primeros momentos y varios testigos (como el suboficial Gómez Ligarda, ver Caretas 2022, pág. 35) hablan de una comunicación constante entre los hermanos. Todo muy sospechoso. Es que allí siempre quedó la duda de si Antauro se levantó esperando otros movimientos similares en el Ejército que no se dieron. Es más, hubo una extraña entrevista suya con otros militares en Andahuaylas momentos previos a la asonada. Y recordemos cómo Antauro idolatraba a su hermano en aquel entonces, promoviéndolo políticamente desde su escatológica publicación, que precisamente se llamaba Ollanta. Todo es tan curioso como el levantamiento previo en Locumba, que coincidió con la salida de Montesinos en el velero “Karisma” y en donde se habló de extrañas llamadas telefónicas desde el Pacífico a los Andes.

-No entiendo bien cómo funciona la Iglesia católica y cómo matan sus pulgas internamente. No sé si aquí en el Perú manda sólo Ratzinger o su nuncio o Cipriani o la asamblea de Obispos o quien sea, pero me parece increíble que permitan que el cura Arana y otros más (Turley, Muguiro, las radios jesuitas) le sigan haciendo tanto daño al país. Esos religiosos nos han costado centenares de millones de dólares a los peruanos en exportaciones mineras (Yanacocha produce un 40% menos y por eso no hemos podido aprovechar al máximo los actuales precios astronómicos del oro) y a los gobiernos regionales en canon que no han recibido. Aparte de eso, muchos proyectos mineros andan muy atracados –desaprovechando el actual boom mundial de exploraciones– por culpa de esta facción de la Iglesia, que esconde su intransigencia con hipócritas discursos, aparentemente humanistas y conciliadores del tipo “sí queremos minería pero…”. Hace un tiempo el obispo de Cajamarca, José Carmelo Martínez Lázaro, le envió a Arana una carta pastoral ordenándole que se aparte de actividades que no sean estrictamente eclesiales y al parecer Arana la usó de papel higiénico, pues hizo caso omiso y prosiguió con las actividades antimineras de su ONG Grufides. Más caso le hace a su patrocinadora la ONG OXFAM que a su obispo. Muy revelador de lo mal que anda la Iglesia católica en cuanto a disciplina estructural.

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