Del Castillo es un personaje desconcertante. Puede actuar muy eficaz e inteligentemente como salirte con cada cosa infantil. Se demoró innecesariamente en mantener a un cadáver político como la Mazzetti, formó una comisión para renegociar las ambulancias cuando era evidente que ese contrato era insostenible, firmó la incorporación de Pandolfi, etc…
Ahora se le ocurre ir a meterse donde la CGTP para la celebración del Primero de Mayo como si estos fulanos representasen a los trabajadores. ¿Para qué darles importancia, para qué ir encima a aguantar abucheos e insultos si la CGTP no pasa de ser un club rojo chiquito, donde más del 70% de sus supuestas federaciones no existen –lo comprobamos aquí en una investigación–, un nido de pterodáctilos comunistas que no se han modernizado nada? Son un poco más que la unión del Sutep con los trabajadores telefónicos y poco más.
Y la ministra Pinilla lo acompaña, siempre linda y sonriente… Así como Chang puso al Sutep en su verdadera dimensión, Pinilla debió ajustar a la CGTP a lo que realmente es. ¿Por qué no les pide que actualicen sus planillones? ¿Por qué les aguanta que pretendan que fábricas extintas como Manufacturas Nylon, Inresa o Diamante figuren allí? ¿Por qué no les condiciona su reconocimiento a que su directiva sea elegida por votación universal y secreta? ¿Por qué permite reelecciones eternas de los mismos dirigentes, que gozan de licencias sindicales pagadas? ¿Por qué les para tanta bola y les tiene tanto miedo?
Y seguimos con la hipocresía de pretender que una ley laboral más propia de Francia que de un pobre país tercermundista impere aquí. Sólo humoristas como Santiago Pedraglio –cómo se nota que ese señor es un teórico izquierdista que no ha pagado una quincena en su vida y que habrá vivido de herencias, consultorías u ONG– puede pretender que empresas con unos márgenes chiquititos y con harta competencia –el 99% del espectro– puedan pagar un mes de vacaciones, dos gratificaciones, CTS, una indemnización de mes y medio por despido (gran regalo del “experto economista “Jorge González Izquierdo y su asesora Beatriz Alva Hart), etc… Contratar a alguien te supone poner como 60 céntimos por cada sol que le pagas. Absurdo. ¿Viven en otro mundo? Eso origina o desempleo o informalidad o explotación con salarios bajos (porque subirte el sueldo mensual significa subirte también todo el resto) o que se le saque la vuelta a la ley o que sencillamente no se acate (¡el Estado es el campeón en violar la ley!) o que figuras contractuales excepcionales (como los contratos a plazo fijo) se vuelvan prácticamente permanentes o que se desnaturalicen figuras como los “services”.
Y encima tenemos una legión de abogados laboralistas que les encanta complicar aún más todo, lo cual es lógico, porque viven de los problemas de los demás y esta ley laboral es perfecta para generar problemas. Sumésele políticos débiles o demagogos o ignorantes...
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