08 mayo 2007

¡Gora, gora Gernika! (29/04)

Este 26 de abril se cumplieron 70 años del bombardeo alemán al pueblo vasco de Guernica (donde se ubica el roble ante el cual los reyes de España juraban respetar las libertades vascas), una atrocidad que fue inmortalizada por Pablo Picasso en ese impactante alegato contra la barbarie del Siglo XX, el más sangriento en lo que va de la historia. La guerra, ese arcaísmo horrendo del cual la supuestamente “razonante” raza humana no se ha logrado desembarazar, encontró un símbolo en Guernica, tal como el horror encontró la perfección en el matadero industrial de Auschwitz (lo más cercano al infierno que ha existido en la Tierra), las fosas comunes en los asesinatos de miles de oficiales polacos en Katyn, la demencia letal en Hiroshima y la pérdida de la libertad en el gigantesco sistema de prisiones soviéticas, conocido por sus siglas “Gulag”.
Tengo una simpatía instintiva por los vascos. Debe ser por el ancestro. Son muy especiales. Cuando estaba estudiando el “máster” de periodismo en España, nos ordenaron formar los grupos de trabajo. Los vascos inmediatamente, son muy cerrados, formaron uno solo constituido por ellos. Como seguramente no sabían mi procedencia, uno de ellos me invitó a nombre del grupo, sin acentuar mi apellido como se pronuncia correctamente en Euzkadi, a unirme. Le contesté que yo no era vasco y que era “sudaca” hacía tres siglos. Así, no entré al grupo, pero siempre me trataron con muchísima deferencia a pesar de que no los trataba mucho. Meses después hice una fiesta por mi cumpleaños y para mi sorpresa fueron todos. Mayor fue mi asombro cuando vi que ninguno había dejado de llevar un regalo, algo que nadie había hecho. No sé si es tribalismo, pero uno siente como un vínculo ante esas cosas.
Y vaya que los vascos han sido importantes en nuestro Perú (que significa “Pedro” en euskaro). Cito algunos apellidos ilustres para que vean cuantos presidentes, escritores y políticos vienen del País Vasco: Haya (pastizal), Mariátegui (“casa de María”, santuario mariano), Gamarra (valle alto), Belaunde (cereal), Leguía (lugar de helechos), Odría (desconocido), Velasco (cuervo), Salaverry, Vivanco, Echenique, Orbegozo, Piérola (también helechal), Igartua (lugar árido), Maúrtua (desierto), Aspíllaga (piedra redonda), Unanue, Ulloa (gallina), Olaechea (campo de avena), Eguren (ladera), Chocano (terreno comunal), Barrenechea (casa en lugar bajo), etc.
Y otros muy conocidos como Ugarte (isla en río), Urbina (dos ríos), Uranga (catarata), Gastelumendi (castillo), Aguirre (campo), Gamio (cima), Garaicochea (piso de arriba), Gamboa (pierna), Lavalle (pastizal), Galindo (altura), Galarreta (trigal), Echeandia (mansión), Ezcurra (bellota), Esparza (leñera), Elizalde y Elejalde (al lado de la iglesia), Elguera (fundo), Eyzaguirre (viento), Egúsquiza (oriente), Chavarría (casa nueva), Larraín (plazoleta), Lara (dehesa), Iriarte (entre gente), Rentería (aduana), Rotondo (al lado del molino), Salazar (casa vieja), Sologuren (extremo de la chacra), Zuzunaga (álamo), Tapia (lugar de arándanos), Tellería (taller de tejas), Derteano (hueco entre piedras), Jáuregui (palacio), Carranza (púa de collar de mastín), Beramendi (monte), Barnechea (zarzal), Barandiarán (valle de caza), etc.
¡Gora, gora Gernika! (¡Viva, viva Guernica!)

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