De lo que he podido leer en la prensa anglo, y por lo que me cuentan algunos contactos, el TLC con EEUU es prácticamente un hecho para nuestro país y tal vez Panamá, no así para Colombia.
Los colombianos la tienen casi imposible porque los demócratas se han agarrado del tema de los paramilitares y los asesinatos de dirigentes sindicales –alentados por las benditas ONG de DDHH, particularmente Human Rights Watch– para denegárselo. Una pena que los demócratas se porten así con un aliado.
Un cínico dirá que mejor para nosotros, que menos competencia, pues tan sólo los chilenos tendrán también un TLC en la zona (ojo que los sureños están por ingresar a la OECD, un club financiero internacional muy exclusivo). También se afirma que el TLC con Corea del Sur anda muy complicado. En realidad, la impresión que me queda es que los demócratas hicieron un poco de teatro respecto de los acuerdos laborales para no quedar mal con su clientela electoral y al mismo tiempo van a firmar los acuerdos con Perú y Panamá –países absolutamente irrelevantes en su comercio (ver cuadro adjunto de The Economist)– sólo para no aparecer como proteccionistas y mostrar que son capaces de concretar una agenda bipartidista (como en el tema migratorio). Pero allí nomás va a quedar la cosa, además que tras el receso de agosto ya sólo van a tener ojos para esta prematura campaña electoral (ojo que las primarias más importantes se han adelantado a febrero). Y aún no le han asegurado a Bush que le van a renovar el fast track o capacidad del Ejecutivo para negociar acuerdos comerciales en bloque y no línea por línea examinada por el Congreso.
El fast track expira este 30 de junio. -Cada vez que paso delante del cuartel de Miraflores recuerdo el exitazo de la convención del BID en Lima del 2004 (7 mil visitantes de alto nivel) y que ya se nos viene encima la megarreunión de la APEC (¡25 mil!) del 2008. Ese sitio –tan cerca de hoteles y del aeropuerto– sería espectacular para un centro de convenciones internacional. Lima tiene muchas condiciones para ser una capital con este tipo de eventos: hub aéreo, sitios históricos, mar cerca, clima suave, excelente comida, buenos servicios, gente amable frente al extranjero, sin visados, juego legalizado, la posibilidad de enganchar el viaje con una visita a Nazca o Machu Picchu…
En contra tiene crimen, lejanía, falta de inglés e infraestructura. Cuando estuve en Nueva Orleans, me contaron que al entonces alcalde Ernest Morial se le ocurrió levantar un gigantesco centro de convenciones para reanimar la economía local tras la debacle de la industria camaronera, el cual es ahora uno de los motores económicos de la ciudad. También podemos mirar lo que mueve el Conventio Industry Council. Brasil ya tiene a Anhebi (Sao Paulo) y México a S. XXI (Yucatán). ¿Por qué no hacer algo así aquí?
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