Nuestro peor enemigo actualmente contra el TLC se llama Sander Levin (75 años), un antipaticón representante por Michigan en la Cámara Baja gringa. Proviene de una familia política, pues su hermano Carl es senador por este mismo estado. Si bien votó a favor de los TLC con Australia, Chile y Singapur, se opuso al firmado con Centroamérica. Es del ala “liberal” (término que en EEUU significa izquierdista, al revés que en el resto del mundo. Bueno, si el color que identifica a los republicanos es el rojo...) del Partido Demócrata, lo que suele ser muy común entre los dirigentes de origen judío que militan en esa agrupación. Como se sabe, en Michigan queda la ciudad de Detroit, un polo industrial que ahora anda supuestamente golpeado por la competencia internacional (en realidad, el problema de las grandes automotrices estadounidenses es pensionario y de fallas de estrategia gerencial). Obviamente, allí se concentra una fuerte base sindical –el electorado de Levin– sumamente proteccionista, además que quieren meter a la OIT en la legislación laboral estadounidense. Así, somos víctimas allá de los Negreiros locales en sus líos con los republicanos, cuando irónica y lamentablemente nosotros tenemos una rígida y absurda legislación laboral más cercana a la francesa que la estadounidense. La semana pasada parecía que la ministra Meche Aráoz regresaba con el TLC bajo el brazo, pues el congresista demócrata Rangel ya tenía casi cerrado un acuerdo con el Ejecutivo, pero Levin se puso duro.
Y por lo que ha trascendido, a Levin le importa un bledo los argumentos referidos a Hugo Chávez o el narcotráfico. Como Negreiros aquí, sólo mira lo suyo y que el resto se vaya al infierno.
Lo que sí parece es que Colombia lo tiene sumamente difícil. Las caviaronas ONG de Derechos Humanos han hecho una activa campaña en contra de Uribe y los incautos de los demócratas –comenzando por Gore– se han comprado el cuento (estos fanáticos de las ONG creen que una guerra antisubversiva en remotas junglas y selvas es un pic-nic escolar o un partido de fútbol entre monjas), así que ahora ya metieron el tema de derechos humanos en una agenda que es netamente comercial. Como ven, cabrones que dañan a su país con demagogias existen en todos lados.
También conspira contra nosotros –un país insignificante para los gringos– estas peleas entre demócratas y republicanos por Irak, además de una campaña electoral gringa que se ha despertado prematuramente. Ya comenzaron los primeros debates entre los candidatos y muchos estados claves (Nueva York, California, Nueva Jersey, Georgia, Nuevo Mexico, Utah, Tennesse, Delaware, Alabama, Arizona y Arkansas. Y los vitales Texas, Illinois, Pennsylvania, Connecticut, Colorado y Carolina del Norte están por engancharse a esa fecha) han adelantado sus elecciones primarias demócratas, concentrándolas el 5 de febrero próximo (antes votan Iowa, Nueva Hampshire, Nevada, Carolina del Sur y Florida), así que nos sería mucho más arduo meter el TLC después del receso congresal de agosto. Ojalá esta semana traiga buenas nuevas.
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