Las recientes declaraciones de Lourdes Flores con respecto a que García gobierna para los ricos me han hecho recordar una buenísima definición que acuñó el analista Mario Ghibellini para definir al PPC en la década de los 80: la izquierda responsable (del mismo nivel genial que aquella síntesis hecha por el finado Andrés Townsend para caracterizar al indisciplinado e inórganico Acción Popular del primer belaundismo: Federación de Independientes).
Explico un poco la frase. Resulta que Armando Villanueva –un buen tipo, pero uno de los hombres más desacertados políticamente; Townsend fue quien debió enfrentar a FBT en 1980. Por lo menos no perdía tan rochosamente– sacó el oxímoron (dícese de dos conceptos contrapuestos hasta el absurdo) izquierda responsable para coquetear con la izquierda marxista criolla y atraer sus votos (que paradójicamente terminó votando por FBT por considerarlo el mal menor frente a la temida APRA, que podía desalojarlos, a la mala si era necesario, de universidades y sindicatos). El gambito no resultó, pero la deliciosa frasecita quedó allí y Ghibellini, un liberal de la cantera de los Jóvenes Turcos del diario La Prensa –que quiso resucitar don Arturo Salazar Larraín tras la devolución de los diarios apenas asumió Belaunde–, la desenterró para caracterizar al bedoyismo. Esto porque consideraba que los socialcristianos habían sido muy condescendientes con el APRA en la Constituyente, lo que produjo ese mamotreto de la C-79, con ese galimatías de economía social de mercado (que nadie entiende qué es) insertado a sugerencia de ellos. Además, los rojos eran tan extremistas (y tan idiotas; bueno, eso es una redundancia...) que consideran derechistas y neoliberales a los centroides y bien pasaditos por agua AP y PPC, par de tibios (wets, como les decía mi admiradísima Margaret Thatcher a éstos) que no se atrevieron a desmontar el modelo velasquista. ¡Belaunde y Bedoya neoliberales! ¡Ojalá lo hubieran sido! En realidad, el PPC de aquel entonces no era más que una coalición de estudios de abogados con pretensiones ideológicas y que se quemaron al unirse tonta e incondicionalmente al segundo belaundismo (algo que le puede pasar en estos tiempos al fujimorismo light, al keikismo, con el aprismo), aunque no carecían de cuadros (a muchos de ellos Fujimori los captó) y eran lo mejorcito para votar en esa época (Bedoya hubiera sido mil veces mejor presidente que Belaunde II y Alan I, sin ninguna duda).
Pues podría arriesgarme a vaticinar que Ghibellini resucitará su frase en la columna que escribe en una revista caviarona (que comparte esa tendencia con el diario numérico y Canal R) con estas disparatadas declaraciones de Lourdes. El despecho es un mal consejero político, amén de que: a) Nadie a estas alturas le va a quitar el remoquete de derecha a Lourdes. b) Con eso agrede a sus votantes naturales y c) Le hace el juego al humalismo. Ya me terminé de convencer de que fue bueno que no haya pasado a la segunda vuelta en el 2006. O perdía con Humala o ganaba, pero no duraba un año en el poder con tanta miopía política. Entre el humalismo, las maquinaciones de Chávez, el SUTEP, la CGTP, y algún Moqueguazo de esos, la tumbaban. Buena mujer, pero muy torpona.
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