07 agosto 2008

España en Fiestas Patrias (03/08)

Como es domingo, me relevaré de tratar temas políticos.
En estos días pasados de Fiestas Patrias reflexionaba sobre lo relativa que puede ser la historia. Cuando vivía en España, revisé lo que sus escolares aprendían sobre sus colonias americanas y descubrí, para mi asombro, que era poquísimo.
Mucho de Colón, algo de Cortés y Pizarro, luego casi ninguna mención a las colonias y alguito al final sobre Bolívar, San Martín y la Independencia. Parecía que casi no hubiera existido esa relación tan intensa que duró más de tres siglos.
Según me explicó un amigo historiador local, la pérdida de las colonias americanas (salvo Cuba y Puerto Rico, las que se apartaron de España ya casi en el siglo XX por la guerra con EEUU) no fue tan traumática, porque ya la importancia de éstas en la vida económica y política peninsular había decaído mucho desde mediados del siglo XVIII. Me aseguraba que las colonias americanas representaban poco menos del 25% del comercio total español a principios del siglo XIX y que la incursión napoleónica cortó esto por completo en los comienzos de esa centuria, así que casi nada se sintió económicamente cuando el lazo colonial en tierra firme se rompió definitivamente a comienzos de 1820.
España se encontró en los primeros 25 años de ese siglo devastada por la invasión bonapartista y por los posteriores conflictos internos entre los absolutistas de Fernando VII (el peor rey que tuvieron) y los liberales. Incluso, es muy posible que la independencia de América se hubiera evitado si las numerosas, experimentadas y bien apertrechadas tropas del general Riego no dejan de embarcarse para aplastar a los rebeldes americanos desde Cádiz en 1820 por rebelarse contra el absolutismo, lo que inició allá una guerra civil que duró hasta 1823. Con Riego hubieran llegado miles para reforzar a las aisladas y relativamente pequeñas guarniciones terrestres que mantenían los realistas en sus colonias, a las que sin embargo costó mucho tiempo y esfuerzo derrotar. Entonces, mal pudo concentrarse en el conflicto independentista americano una España asolada por la larga guerra para expulsar a Napoleón y una posterior guerra civil, que acabó con una nueva invasión francesa (los cien mil hijos de San Luis), que restableció al absolutismo. Curiosamente, la pérdida muy posterior de las islas (Cuba, Filipinas y Puerto Rico) sí impactó muchísimo en la psiquis española (el Desastre de 1998) y generó un gran movimiento intelectual, lo que sí es relevante en sus libros de historia.

Y lo que sí ni mencionan casi es la incursión española de 1865, que acabó tan vapuleada en el combate de 2 de mayo de 1866 en el Callao. La ven como un incidente militar menor, una mera operación de castigo.
Lo que más recuerdan algunos allá de ese hecho son las frases Más vale honra sin barcos, que barcos sin honra, de su almirante Casto Méndez Núñez a la amenazante flota angloyanqui antes de bombardear Valparaíso y Hoy no es día de mojar la pólvora de otro marino suyo frente al Callao.

Sin embargo, este fracaso chalaco sí tuvo consecuencias: fue uno de los factores que aceleraron la caída de la reina Isabel II (la llamada reina ninfómana), su breve reemplazo por Amadeo de Saboya, la primera república española y el posterior regreso de los Borbones. Es que el siglo XIX fue el peor de la historia española.

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