22 agosto 2008

Menos Aranas y más modales (09/08)

Es inadmisible que se haya nombrado a un operador del partido político en el poder como jefe de un programa social tan importante como Foncodes. Ni siquiera estamos hablando de un apristón o un aprista light, sino de un curtido apparatchik, un hombre del meollo mismo del aparato partidario como Carlos Arana. Es absolutamente evidente que Arana ha sido colocado allí para ganar clientelaje político a partir del asistencialismo social, gasto que todos los peruanos financiamos con nuestros impuestos, y eso es totalmente incorrecto: Foncodes debe ser manejado por un tecnócrata imparcial que busque aliviar las cuitas de la gente pobre y no caer en el acto, que raya con la inmoralidad, de ponerse a manipular estómagos vacíos para asegurarse votos futuros.

Ya, se me dirá que todos los gobiernos hacen eso, que Lula ha sido reelegido y que los electores brasileños se han hecho los ciegos ante la tremenda inmoralidad de la repartición de mensualidades a los congresistas opositores –un acto montesinesco del cual indudablemente Lula estaba al tanto– por esa asignación de US$30 que les da a los más pobres, que el PSOE de Felipe González mangoneó por años al numeroso voto andaluz con los jornales rurales, que a un hablador economista de izquierda los toledistas lo tuvieron que sacar de Foncodes porque había llenado de copartidarios dicha institución, que los caviares son campeones mundiales en copar todo rincón del Estado con sus argollas de consultores y de ONG en cuanto se les abre la más mínima rendija, pero esto de Arana es demasiado. Si el APRA quiere de verdad migrar definitivamente a ser un partido socialdemócrata moderno y no un ente populistoide tipo el antiguo PRI mexicano o el actual peronismo argentino, pues que nombre a un experto neutral allí y no a uno de sus hombres orquesta. ¡Demasiado rochoso!

Y el presidente García debería cuidar más las formas y no ponerse gallito tan rápido cuando no le gusta una pregunta. Es cierto que el periodista demostró no estar enterado de los detalles del porqué el señor Arana es cuestionable (no fue nada profesional de su parte ir tan poco preparado, encima para ponerse a encarar sin sustento sólido al actor político más importante del país; para sacarle el pellejo al regresar a la Redacción por imbécil), pero hizo muy mal García en ponerse a maltratarlo así.

Más calma, paciencia y buen humor, ya que ese tipo de reacciones abonan a la creencia popular de que García es un altanero malcriado, lo que parece ser una de las razones de que le esté yendo tan flojo en las encuestas. A nadie le gusta una autoridad que se pone inmediatamente achoradito cuando le están haciendo una pregunta válida y en términos respetuosos. A nadie le agradan los reyecitos, ya que finalmente García no es más que un funcionario público al que los electores le hemos dado un mandato para dirigir el país por 5 años y no lo hemos coronado como un Luis XIV, un Rey Sol que se pone insolentito a la primera de bastos cuando lo incomodan.

Después que no se queje cuando aparezca como palo de gallinero en las encuestas: las formas son importantes. Eres como te perciben, dijo el filósofo Berkeley, y ese aserto es exacto para un político. Ojalá escuche. La soberbia perdió al Diablo.

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