Columna Diario Correo
Viernes 27 de octubre 2006
Por Aldo Mariátegui
Esto parece ya Suiza. Muchos se quejan de lo floja que anda la campaña distrital limeña. Creo que eso se debe en gran parte a que la larga, intensa y dramática campaña presidencial anterior dejó agotada a la ciudadanía. Otro aspecto es que, ante esta ola reeleccionista, la mayor parte de los aspirantes se han limitado a criticar la performance de los actuales alcaldes en lugar de posicionar sus candidaturas en las mentes de los votantes con ofertas electorales atractivas. Y como que la gente se ha quedado cansada de la “denunciatitis” que tiñó los comicios presidenciales y se encoge escéptica de hombros ante los cuestionamientos, un poco en esa nefasta creencia de que no importa que se haya robado o cometido irregularidades mientras se haga algo.
El voto distrital es a menudo más conservador y menos político que el provincial y el electorado no se plantea cambios dramáticos mientras se hagan obras, sus calles estén limpias, haya cierta seguridad, los basureros pasen regularmente y los parques estén por lo menos verdes. Además, la morosidad en el pago de arbitrios es tan elevada en la mayoría de distritos que como que la gente no se siente en muchas condiciones de ponerse muy exigente si es que tampoco pone nada de su parte. No me sorprende que por ejemplo Del Pomar tenga serias posibilidades de ser reelecto a pesar de la avalancha de críticas (el mercado central, la playa) que recibe y hasta de revelaciones de mal gusto sobre su vida privada (la que no le concierne a los demás) si es que más de medio Barranco está moroso en sus arbitrios. Si no pagas, ¿entonces cómo diablos exiges?
Salvo Masías en Miraflores, Santos en Pueblo Libre y alguna otra excepción que se me escapa, casi nadie ha planteado una campaña con ideas y energía, con ganas de retador frente a rivales muy sólidos como Andrade (aunque ya la cosa se le está complicando con los últimos incidentes) o Tacchino. Por eso ambos la están peleando. Es cierto que debe ser arduo descabalgar a alcaldes exitosos como Miyashiro, Heresi, Allison, Duharte, Bringas o Dargent (a pesar de que “Utopía” debió sepultarlo por negligencia) y que más bien es fácil regresar a su casa a alcaldes tan malos como el victoriano Bazán (¡aunque dudo de que Risco sea la solución!), pero debería haber mucho más pelea en otros distritos como, por ejemplo, Lince y San Isidro, donde en el primero se ha hecho una cosa horrorosa en el bosque del Parque Castilla, mientras que ya es un deporte local sanisidrino “rajar“ de Salmón en cualquier reunión. Si bien a Thornberry se le nota muchísimo más preparado (estuvo muy bien en un debate solo contra Salmón donde Althaus) que a Meier, éste tiene carisma y glamour a su favor, a lo Kennedy.
Tal vez lo más interesante será quién resultará elegido en Trujillo. Que triunfe un noaprista allá sería como que un cristiano triunfe en La Meca.
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