19 octubre 2006

La tarea de Chang

Columna de Diario Correo
19 de octubre de 2006
Por Aldo Mariátegui

El tema básico en nuestro país es el educativo (y el nutricional). Y se le ha enfocado mal en los últimos años. Fujimori pensó que era una cuestión de infraestructura y se dedicó a hacer colegios. Toledo pensó que era un problema de salarios (como siempre proclamó el glotón y perezoso SUTEP) y se concentró en subirlos sin exigir en contraprestación resultados académicos a los beneficiarios. Por supuesto que se necesitan buenas aulas y maestros bien pagados (deberían estar en su media histórica y continental de US$400 cuando menos), pero el tema principal es tener maestros bien preparados. Y para sustentar esto me remito a un muy buen artículo que se publicó hace poco sobre la educación chilena en The Economist (octubre 7, pág. 44). El tema le interesó a esta revista por los recientes disturbios escolares en demanda de más dinero. El periodista primero se pregunta cómo es posible que Chile tenga un nivel educativo tan pobre (76 en el mundo en calidad educativa y 100 en matemáticas y ciencias). Pronto se da cuenta de que el problema no es el dinero: la Concertación casi duplicó el gasto educativo respecto del PBI (de 4% en 1990 a 7.3% actual; lo puso al nivel de un país industrializado), lo cual es un esfuerzo gigantesco. Y ojo que hablamos de casi una duplicación respecto de un PBI que ha crecido muchísimo en relación a 1990. No es casi el doble estático de 1990, sino un montón más para una población que crece poco. Por eso, en relación al PBI, se enfatiza que la paga actual de un maestro chileno es comparable a la de países industrializados. Tampoco es un problema de locales. Se visitan zonas muy pobres de Santiago y se encuentran colegios fiscales muy bien implementados. Una directora declara que “ya tenemos toda la infraestructura que necesitamos” y reclama precisamente lo que falta: profesores mejor entrenados y motivados. ¡La madre del cordero! La gobernante Concertación cambió la ley magisterial en los 90 (se realza que Pinochet pagaba muy poco) y con la típica demagogia socialistoide introdujo la estabilidad laboral absoluta y el ascenso por antigüedad y no por méritos. La misma idiotez de aquí. Por eso, el director de otro colegio fiscal le dice al reportero que él botaría a 2/3 de sus maestros si pudiera. Se recuerda que falta más tiempo para preparar clases y que el entrenamiento durante la dictadura era muy flojo, pero esas no son disculpas para que el sindicato local (como el nuestro y el gringo) se oponga a reformas que aten su estabilidad laboral a su rendimiento. Claro, más cómodo es ser empleados ideologizados con un trabajo “part-time” (unas cuantas horas al día y te vas a hacer otra cosa) donde no te van a botar jamás, tienes tres meses de vacaciones y encima asciendes automáticamente conforme envejeces. ¡Qué rico! Como en Chile, EEUU y Perú, esa payasada ya tiene que acabar.

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