Columna del 20 de octubre de 2006
Diario Correo
Por Aldo Mariátegui
1) Es todo un exceso que se haya constituido especialmente una comisión en el Congreso (“Comisión Serna”) para investigar al régimen toledista, amén de nombrar a un procurador ad hoc. No pues. Ya esos temas están en el PJ y si se tomaron acciones similares contra el fujimorismo fue por la altísima carga de corrupción que este régimen acarreó y porque el PJ estaba infiltrado hasta el tuétano de montesinistas.
Los excesos del toledismo son una bromita al lado de lo que pasó en la salita del SIN. Definitivamente, es un error monumental tomar los mismos medicamentos pulmonares para una TBC y un resfriado. Y ojo que la “Comisión Herrera”, que investigó al fujimorismo, tampoco fue un dechado de exactitud e imparcialidad, pues quien en realidad la lideró no fue el mentado congresista moqueguano, sino Javier Diez Canseco, que la mangoneaba como quería, y ya conocemos cómo este ahora evaporado “Sr. 0.5%” maneja sus fobias políticas.
Otra que se pasó de circo en aquellos tiempos fue Anel Townsend, por lo que terminó también políticamente “quemada” por tanta alharaquienta sobreexposición. Y también se ha cuestionado qué tan legal fue la extensión que se le dio al delito de peculado para gente que no era funcionaria pública (por eso la muy estricta Corte Suprema de Chile no ha extraditado a varios prófugos refugiados allá) a fin de evitar aplicar el mucho más indulgente tipo penal de receptación. Pero en líneas generales este sistema logró que varios corruptos peces gordos estén presos, algo necesario e inédito desde las persecuciones contra el derrocado leguiísmo en los 30 por parte del implacable “Tribunal de Sanción”, donde hasta se invirtió la carga de la prueba al establecerse que “las denuncias no requerían ser acompañadas de documentación siempre que fueran dirigidas contra personas que la opinión pública sindicaba como culpables de dicho tipo (ilícito) de enriquecimiento (…) A los perseguidos por el Tribunal de Sanción se les consideró, en principio, culpables”.
En aquellos tiempos se pasaron con el insigne Julio C. Tello, ex diputado leguiísta, a quien vejaron y destituyeron del Museo de Arquelogía (ver Basadre, pág. 77, Tomo X). Y hace rato que se ha debido retirar al procurador Gino Ríos, que ha manifestado abierta y rabiosamente sus viejos resentimientos contra Toledo. Investigar así al fujimorismo era lícito por tratarse de una emergencia, pero aplicarle esa receta a Toledo es canibalismo.
2) Si bien la muerte de los dromedarios, la bancada humalista y el Fokker aliancista nos recuerdan duramente que vivimos en el Tercer Mundo, los noticiarios de tv se llevan la palma. ¿Qué no pueden ofrecer un producto mejor? Carajo, por lo menos son 20 minutos iniciales de choques de combis y trágicos hechos policiales de poca monta. Miren los noticiarios de los países vecinos. Edúquenle el gusto y la cultura a las personas, que no se trata de puercos para darles cualquier basura. ¡Felizmente hay cable!
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