-Acaban de suceder dos hechos en Bolivia que demandan que estemos con un ojo encima de ese vecino. Primero, Evo ha nombrado a su ex jefe militar, el general Freddy Bersatti, como nuevo cónsul (no tiene embajador allí desde hace décadas) en Santiago, lo que ha sido muy, muy sospechosamente celebrado por los gobernantes mapochinos (que siguen fortaleciendo el Eje Quito-Santiago…). Prosigue pues Chile en su cooptación de Bolivia, a la que predispone contra nosotros porque le dice que nuestra demanda en La Haya obstaculiza su salida al mar… De otro lado, Morales está por provocar que Santa Cruz sea el Kosovo latinoamericano al polarizar la relación La Paz-Media Luna con la imposición arbitraria de este referéndum. Cuidado con Bolivia, tanto por sus coqueteos con Chile como por su potencial guerra civil.
-Es lamentable decirlo, pero lo recientemente acaecido en el Cusco refuerza tremendamente la tesis del “electarado” heduardiano, de un bolsón grande de electores muy poco educados, descontentos por su pobreza, llenos de resentimientos, autoritarios, que viven de mitos (el Imperio Incaico como que fue la Edad de Oro, todo lo que viene de Lima y la Costa es malo, los empresarios sólo quieren robarme, existe una conspiración para que yo sea pobre, no me pagan “precios justos”, la tierra es sagrada, con más hijos soy más hombre), que se creen cualquier, cualquier cosa que les dicen (“los chilenos van a comprar Machu Picchu” fue de antología) y que son muy fáciles de arrear hacia la violencia o a votar por el primer demagogo que se les aparece, sea Fujimori u Ollanta (insisto: van a ver cómo el “electarado” va a votar masivamente por Keiko el 2011. Y no me sorprendería que termine ganando, cosa que no deseo para nada. Simplemente lo estoy anticipando como anticipé la emergencia de Humala a comienzos de esta década, mucho antes que el resto. Ojalá me equivoque, como con Giuliani). El “electarado” es la mayor amenaza para una democracia próspera. No podemos seguir siendo una “democracia analfabeta”, como alguien que no quiero mucho lúcidamente mencionó hace poco. No podemos seguir siendo una “democracia de sustos” con timbas electorales cada cinco años, pues lo de Humala pegó en el travesaño y paró en la raya, casi fue gol, aunque muchos no se acuerden. Un poco más y degeneramos en una oclocracia, como ha sucedido en Bolivia. Y si Alberto Fujimori corría en el 2006, posiblemente ahora sería Presidente o por lo menos pasaba a la segunda vuelta. No podemos tapar el sol con un dedo aunque no nos guste nada.
Urge una combinación de mejora dramática de la educación (alfabetización, los mejores profesores a provincias con un bono, uso del Canal 7 como una herramienta educativa las 24 horas en lugar de dedicarse a las tonteras de ahora), reducción de la pobreza (el programa “Juntos” debe despegar, así como la obra pública en el sur), lucha ideológica (la arena principal son las radios y las universidades públicas provincianas, nidos de extremistas a extirpar), política de comunicaciones amplia (explicar por qué se toma cada decisión, confrontar las mentiras, anticiparse a éstas, desenmascarar a los líderes de opinión extremistas) y voto libre (que sufrague aquel que quiere y que esté informado).
PD. Esta columna no saldrá los domingos de marzo.
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