03 abril 2007

:: Dos calvos tras un peine (02/04)

Era 1982 y yo era un cachimbo rapado de la PUCP. Era 2 de abril por la mañana y mi padre me estaba pegando un aventón allá. Estábamos en el cruce de Salaverry con San Felipe cuando anunciaron por radio que Argentina había invadido las islas Malvinas, un desolado archipiélago austral que estaba desde 1830 en manos inglesas. Le pregunté a mi padre que le parecía. “Demencial. Es como que te encuentres a ‘Mano de Piedra’ Durán y le metas un puñete. Los van a hacer papilla. Los ingleses son muy guerreros y no se la van a pasar.
¡Sólo a los argentinos se les puede ocurrir meterse con la tercera potencia mundial por unos islotes llenos de pinguinos! En 1979 casi se agarran con los chilenos por unos peñascos en el canal del Beagle. ¿ O habrá petróleo?”. Borges tuvo por esos días una frase aún más cáustica sobre el conflicto: “Dos calvos peleándose por un peine”.
La dictadura argentina andaba en problemas. Se había acabado el ilimitado crédito externo que había financiado la “plata dulce” y ya habían tenido hacía muy poco un serio disturbio en Buenos Aires, algo impensable poco tiempo atrás. A la crisis económica y el comienzo de la pérdida de miedo se sumaban las divergencias internas. Tras la salida del general Videla, asumió el “blando” Viola, que intentó cierta apertura política. Eso duró un año, pues el “superduro” Galtieri sacó a Viola.
Su fiero anticomunismo involucró mucho a las FFAA argentinas en la lucha contra el sandinismo y la guerrilla comunista salvadoreña, por lo que éste pensaba que Reagan lo estimaba mucho (por lo menos era el engreído de Jeanne Kirkpatrick, la durísima e influyente embajadora yanqui en la ONU) y del general Alexander Haig, secretario de Estado. Galtieri pensó que los gringos los iban a preferir antes que los ingleses.
¡Iluso! La alianza angloestadounidense es de acero. Y para Thatcher, que se iba a una compleja reelección ante el muy izquierdista laborista Foot, una guerrita era el mejor negocio. Los peruanos éramos 100% proargentinos, a pesar de que era una clara maniobra de una dictadura fascista para perpetuarse, que nada justificaba el uso de la fuerza, que ya vivía gente allí a la que no se le había escuchado y que ya hacía mucho más de un siglo que eso no era argentino. Encima, eran unas islas inhóspitas. Pero el nacionalismo, no el patriotismo, es estúpido. Belaunde estuvo a punto de evitar la guerra.
Fue un secreto a voces que el Perú apoyó a Argentina con cohetes “Exocet”, aviones y hasta pilotos, algo que sería interesante que la FAP revelase ahora. ¿Y cómo nos pagaron? Vendiéndoles armas a los ecuatorianos en pleno conflicto del Cenepa, el fin del Eje Lima-Buenos Aires... Como en 1879, que no movieron un dedo por nosotros. Como decía De Gaulle: “Los países no tienen amigos. Tienen intereses”.

No hay comentarios.: