Leo que la consulta revocatoria en Bolivia va a realizarse el 10 de agosto próximo. No tengo la menor, la más mínima simpatía por Evo Morales, pero debo saludar su valiente decisión de aceptar ir a un referéndum democrático (¡que espero fervientemente que pierda!) para dilucidar su permanencia en el poder como una posible salida pacífica a la polarizada crisis boliviana, pues ojo que eso de que los autonomistas cruceños (y benianos, tarijeños, pandeños) son cuatro gatos manipulados por un grupito de oligarcas es una caricatura del oficialismo izquierdista de La Paz. Estamos hablando de un profundo sentimiento de mucha identidad regionalista (casi nacionalista) que abarca a centenares de miles de personas y que ha demostrado ser mayoritario en Santa Cruz en la última consulta.
Además, el frente serrano se ha roto al pelearse Morales con Chuquisaca por no aceptar la capitalidad de Sucre. Pocos lo saben, pero Salvador Allende planeaba una solución similar y al parecer –eso dicen varias fuentes– el golpe de Estado de Pinochet se adelantó unos días al enterarse éste, por boca del propio Allende, que el 11 de setiembre de 1973 (el día del “Pinochetazo”) el gobernante iba a convocar un plebiscito de este tipo para tratar de solucionar la cada vez más polarizada vida política chilena (el Congreso, dominado por la oposición DC-Derecha, estaba intentando vacar a Allende desde agosto, el demente legislador socialista Carlos Altamirano instaba en encendidos discursos a la marinería a disparar contra sus oficiales, se rumoreaba que el MIR y la izquierda radical planeaban un baño de sangre –el llamado “Plan Z”– contra los militares y la oposición durante las celebraciones patrióticas del 18 de setiembre, había fracasado el 29 de junio por un pelo un muy violento intento de golpe de Estado –“el Tancazo”– del coronel Souper que casi toma el palacio de La Moneda con varios tanques, intentona que dejó veinte muertos y numerosos heridos). Allende, como Evo y Chávez, apostaba a que no le iba a ir tan mal, pues a pesar de la crisis su coalición izquierdista había sacado el 43% de los votos contra el 55% de la oposición en las elecciones parlamentarias de marzo de 1973 (aunque se habló mucho de fraude a favor del gobierno en ciertas zonas). Tal como parece que sucede en Bolivia, Allende parecía tener un 40% de “voto duro” como base para pelearla. Preguntas, preguntas… ¿Las elecciones en Bolivia serán limpias (Morales no es muy escrupuloso; se tiró abajó a su Tribunal Constitucional al mejor estilo de Fujimori)? ¿Evo dejaría tranquilamente el poder si pierde? ¿Sus radicalizadas masas indígenas van a aceptar serenamente un resultado adverso? ¿Ninguno de los bandos apelará a la violencia si no les va bien? ¿Chávez se quedará de brazos cruzados si su títere es vencido? ¿Un resultado incierto o una explosión de violencia en la Sierra no acelerarían la secesión de Santa Cruz? ¿Cómo reaccionarán EEUU y Latinoamérica si se arma un tole tole sangriento o los militares toman el poder? Recordemos que EEUU hace poco impulsó el separatismo de Kosovo. ¿Cómo quedaría el tema de las autonomías si Evo gana?
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