¡Ay, Pasco! A este caballero sí que tienen que cambiarlo por hueso en la próxima reestructuración ministerial. No ha hecho nada relevante en el tema laboral (más que meterse una buena lavada de manos con el nuevo Código) y encima ahora se ha armado un chongazo en las empresas con lo de si estos días son “feriados” o “no laborables”, donde se paga doble si se trabaja, o si son laborables a discreción del empleador y se paga lo normal. Examino las últimas encuestas y confirmo que somos un país de pedigüeños en nuestras clases populares y de desconectados en las élites (sobre todo los caviares, como bien apuntó el libretista Eduardo Adrianzén en “Esto no es Dinamarca”, LR 06/05/08 ). Resulta que la ministra Pinilla repartió bolsas con alimentos y eso le ha valido dispararse como un cohete en la última encuesta de CPI como la ministra más popular (casi 50%). Los “opinólogos” caviares, rojos y fujicaviares la criticaron con todo por “la nocturnidad que incomodaba”, porque “se usaban militares”, por ser un “método indigno”, porque debió “repartir plata” (con el riesgo de que acabe en licor o PBC…), etc., pero goles son amores y al limeño le ha caído muy bien, así que ahora Pinilla debe repetir el mismo esquema en provincias y… ¡que se zurre en los “opinólogos”!
También observo en el mismo sondeo que Luis Alva Castro es el ministro más impopular, lo que me parece bueno dada la naturaleza de su cargo. Ese es más bien el mejor argumento para mantenerlo. Lo último que un ministro del Interior debe ser –al igual que en el MEF– es querido. Debe ser el Lay Fun de la casa. No es ni debe ser un cargo simpático. Lo vital es que no tema tomar decisiones duras (como retomar Santa Anita, enfrentar a los revoltosos sanmarquinos, hacer batidas en Polvos Azules y en San Jacinto), que no se asuste con los narcos (vamos hacia un récord de decomisos de cocaína), que no deje de asediar al senderismo supérstite (el cerco a Alipio cada día se estrecha más), que no baje la guardia ante la conspiración marxista-chavista, que no le tiemble a los bloqueos y algaradas. Y todo eso no le ha faltado a LAC.
Tampoco es un factor decisivo con respecto a la performance de García en las encuestas. Que los caviares pidan su cabeza (como si no hubieran tenido las debacles del “Arequipazo”, Ilave y la universidad de Puno) porque añoran esa cartera o que los rojos lo detesten por su mano dura no significa que cambiarlo sea un urgente clamor ciudadano y que García vuele en los sondeos si lo saca. Cierto que casi mete la pata con los patrulleros chinos y las bombas lacrimógenas, pero no pasó de “casi”.
Y la confianza pesa para ese cargo tan estratégico. El mochero sabe bien que el premierato y la candidatura aprista en el 2011 le son ya metas imposibles (y le debe apetecer poco regresar al Congreso), por lo que comprende que debe alinearse al máximo con García para mantenerse allí. Es que hay street fighters como LAC y Rey que uno debe tener en el gabinete.
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