Hoy es un día crucial en Bolivia, pues se celebra una consulta en el rico departamento selvático de Santa Cruz (representa un tercio del PBI y el territorio de dicho país y el 25% de su población) para decidir su autonomía en medio de pronósticos de que esta opción va a superar el 70% de aprobación. Es que el proceso de alejamiento de esta zona se ha acelerado con la política confrontacional y de centralismo paceño que instauró, acompañado de sumisión a Chávez, una absurda política económica izquierdista (a este paso, el gas boliviano va a quedarse enterrado allí para siempre) y un discurso racista desde el lado indígena. Todo esto le funciona a las mil maravillas en su feudo, la gigantesca barriada puneña de El Alto, y muy bien en general en los tres departamentos serranos, pero no cala en el resto del país, especialmente en Beni, Santa Cruz, Pando y Tarija.
El cruceño o “camba” se asemeja, hasta en el hablar, más a un paraguayo que a un paceño. Son mestizos, negociantes, individualistas y bastante alejados incluso de los avatares de la historia oficial (son hasta pro chilenos), con su bandera albiverde. Y los “chapacos” (tarijeños), benianos, y pandeños van a imitarlos: el 1 de junio se dará un referéndum similar en Beni y Pando, y el 22 de junio en Tarija. Si Evo comete la imprudencia de utilizar la fuerza, se van a suceder los pasos típicos previos a un desmembramiento territorial: deseos de autonomía acompañados de discursos de lealtad al centro, que devienen en ardiente independentismo en cuanto las provincias inquietas comienzan a tener muertos por la represión proveniente de dicho centro.
Bastante ha metido la pata con tratar de imponer una Constitución tramposamente, lo que ha fracturado más a su país. Años atrás, esto hubiera devenido en el remedio clásico para los problemas bolivianos: el golpe de Estado. Pero hoy en día eso es impensable. Además, Evo tiene muy bien “aceitados” a sus militares con el dinero venezolano y cualquier cuartelazo se las tendría que ver con un tremendo baño de sangre en El Alto, amén de paros urbanos y marchas cocaleras. Evo es aún muy, muy fuerte en la Sierra y mantiene unos nada despreciables bolsones de simpatizantes en las zonas selváticas. La inflación –más alta de la que tenemos aquí– aún no lo ha debilitado mucho y las estupideces que hace con la economía son muy populares entre la oclocracia de El Alto. Allí no entienden que la inversión privada está en picada en el país, que están espantando también capitales locales, que están en riesgo de perder el APTDEA con los mercados gringos, que el servicio telefónico se va a ir al diablo con esa estatización, que están colonizados por Venezuela y que ese gas no lo va a explotar nadie con esas nacionalizaciones. En fin, ojala que la cosa no se desmadre, que no sería nada remota una eventual intervención militar venezolana para apoyar a Evo.
¿Qué haría Torre Tagle ante eso? ¿Y cómo reaccionaría Chile?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario