No sé si por politiqueros, por ignorantes o por mala leche (posiblemente por las tres), pero Mario Huamán y esos de la CGTP mienten descaradamente cuando hablan de “retrocesos laborales en los 90”. Oigan, la indemnización por despido se elevó a una y media mensual por año trabajado, fina cortesía del supuesto “Chicago boy” González Izquierdo (que ahora es el oráculo de Gestión y RPP. Que revisen su pésimo paso por el Ministerio de Trabajo y que le pregunten por el lío del Mercedes Benz) y su asesora fujicaviar Beatriz Alva Hart. Eso encareció tremendamente el costo del despido y ayudó a la informalidad. También en esa década se fortaleció a la olvidada CTS, la que lamentablemente perforó de modo irresponsable Joy Way desde el MEF por consejo de su asesor Carlos Paredes. Se establecieron los depósitos semanales para un sueldo anual extra como CTS y para todos en la empresa. Antes era tan sólo el último sueldo, no se depositaba (era en verdad una ficción) y era restringido a sólo ciertos empleados. Otra figura que se reglamentó fueron las “gratificaciones truncas”, que no se reconocían. Te ibas antes de julio o diciembre y no veías nada. Ahora hay los sextos, que se incrementan. Asimismo, se estableció, demagógicamente a mi parecer, que ya no se pierde el pago dominical por tardanzas o faltas. El seguro de vida se amplió a los obreros, además de eliminarse la restricción de haber laborado un mínimo de cuatro años para tenerlo. Y para la madre trabajadora se elevó de 40 a 45 días el descanso antes y después del parto: de 80 a 90 días. ¿Esos fueron “retrocesos”? Ojo, no estoy defendiendo al fujimorismo, les estoy aclarando las cosas a Huamán y cía.
- Se acerca el 15 de agosto y Pisco sigue siendo un desastre. Hay más atención ahora en arreglar pistas en Lima que en los damnificados, lo cual es hasta una inmoralidad frívola. El gobierno va a pagar muy caro en las encuestas la llegada de esa fecha. No puede ser que se vaya a cumplir un año del sismo y las cosas estén como estén.
- Se advierte un cambio de táctica en Ollanta Humala desde su última presentación en RPP (donde curiosamente algunos panelistas lo tratan servilmente de “comandante”, como si fueran sus cadetes). Ahora vemos a un Humala más “nice”, más moderado, más centrista. La explicación se halla en unas recientes declaraciones de su asesor Carlos Tapia, que dijo “… Puede ganar el 2011, pero el escenario va a cambiar. Los sectores más poderosos ya están advertidos y Humala debe adoptar una posición más inclusiva para incorporar sectores medios, industriales…” . Eso, añade, es para aprovechar el afecto que genera en los sectores excluidos, pues reconoce que no es ni intelectual ni buen orador. Eso es obvio. Allí la que piensa –y es superambiciosa– es su esposa Nadine, una suerte de Eliane Karp.
Efectivamente, esa va a ser la nueva táctica humalista, que tan bien le funcionó con algunos cándidos panelistas. No creo que lo veamos con corbata, pero sí menos agresivo, más razonable, más “patero”. ¡Lobo chavista vestido de oveja! Sonsos que le crean sobrarán.
¡Hasta le dirán “comandante”!
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