Columna Diario Correo
Por Aldo Mariátegui
1) No me sorprende la pésima gestión de Cuaresma en el Cusco. Sin pecar de infidente, un amigo me llamó cuando éste asumía la presidencia regional años atrás y me dijo que lo ayude a conseguir una entrevista con él porque quería colaborar desinteresadamente. Resulta que mi amigo, con varios másters en las mejores universidades estadounidenses, gozaba de tiempo libre tras atender su hotel y quería poner el hombro por Cusco.
El es un motor de dinamismo, una usina de ideas que te hace un proyecto de inversión con un dedo. Es decir, Cuaresma iba a tener totalmente gratis y a tiempo completo a un joven tecnócrata que no baja de US$10 mil mensuales en el sector privado. A través de otro amigo, se le consiguió la cita. El resultado fue catastrófico. Según me contó, Cuaresma resultó durante la entrevista un tipo arrogante, poco cortés, voluntarista ingenuo, impermeable a ideas, terquísimo y que no tenía la menor idea de dónde estaba parado. ¡No acababa de asumir y ya se creía todo un Inca! Mi amigo me pronosticó que iba a ser un desastre como gestor regional y se quedó corto. Ahora escucho a varios presidentes regionales y ya veo a varios Cuaresmas, como esos de Cajamarca, Ancash y Puno. Y con discursos violentos encima. ¡Ay Dios!
2) Un breve paseo por Ica durante Año Nuevo me hizo recordar más aún lo mal que se maneja. No entiendo por qué, dado que las reglas de tráfico son aún más sencillas que las del fútbol. No logro comprender por qué tanto idiota maneja despacio por la izquierda (algo también muy común en el Zanjón limeño) y no te dejan adelantar. ¡Encima se molestan y hacen gestos cuando les metes un bocinazo! También llama la atención la falta clamorosa de sentido común, con peatones que en mancha cruzan la Panamericana Sur por la pista –¡y a menudo con niños!– cuando tienen un puente vacío al lado. O choferes que adelantan en curva a toda velocidad. La ministra Zavala debe iniciar una campaña al respecto. Otro tema es que aún no se ven obras para la autopista Lima-Ica, una vía cada vez más necesaria. Ica ya es el patio trasero y la despensa de Lima, aparte de que sus exportaciones agrarias necesitan una salida rápida y el turismo capitalino –tienen ese gran valor agregado que es gozar de sol todo el año: Paracas puede ser el nuevo kilómetro 100– puede revitalizar aún más su economía. No entiendo cómo la Panamericana pueda pasar todavía por Cañete y Chincha, lo que le suma innecesariamente casi una hora a cualquier viaje a Ica.
Lo lógico sería que las obras de la autopista comiencen eliminando primero esos cuellos de botella con sus circunvalaciones respectivas. Y cambiando un poco de tema... ¿cuándo Transportes va a solucionar ese gigantesco atasco que se forma al final de la autopista Ramiro Prialé? Ese puentecito se convierte en la antesala al infierno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario