02 julio 2007

Devaneos dominicales (02/07)

Si tuviese que emigrar a un país anglo (no lo haría. Antes me iría a España o Costa Rica. Y si fuese millonario, a Argentina), escogería Australia. No es un país paranoico, policíaco, segmentado, violento y racista como EEUU ni tiene el clima infame de Canadá ni es tan increíblemente caro e impersonal (ni se come tan mal) como Inglaterra.
La gente es muy simpática (en parámetros anglos), el clima es bastante aguantable (aunque hace mucho más frío en invierno en Sydney y Melbourne de lo que me esperaba) y hay muchas oportunidades en este inmenso país-continente.
Es el único sitio que he visto donde al estudiante extranjero lo dejan trabajar tranquilamente a la vez (por 20 horas semanales). Es más, actualmente están con 4% de desempleo, lo que equivale a pleno empleo, por lo que les falta gente. Y otra ventaja es que ni el latino ni el peruano están tan devaluados como en EEUU y hasta en otros países latinos (Argentina, España). Aquí al latino se le ve con bastante simpatía y no con ese rechazo que uno percibe en EEUU, donde ya se nota bastante hartazgo por la inmensa migración mexicana y latina en general.
Es que la migración latina aquí en Australia ha sido bastante selecta, porque antes sólo ingresabas como refugiado político (en los 70, pues eso ya se acabó; por eso hay tanto chileno y platense) o pasando el sistema de puntaje migratorio, que es donde acumulas puntos de acuerdo a si estás en la lista de las carreras demandadas y si sabes inglés bien (además de pagar US$1,000 por el trámite). Entonces no ves bandas de latinos (como los nefastos “Latin Kings”, que acaban de aparecer en España) ni los típicos malos comportamientos higiénicos callejeros ni las estafas telefónicas, carterismo y demás crímenes chicos e idioteces que una minoría hace y termina desprestigiando al resto.
Ojo que tampoco ha sido un país angelical en términos racistas. A los aborígenes les dieron con todo (en Tasmania simplemente decidieron deportar a todos a una isla pequeña, donde se extinguieron) y hasta no hace mucho los tenían confinados en reservaciones.
De 1901 a 1971 existió la política migratoria de “White Australia”, donde sólo podían venir caucásicos. Y en los 90 hubo un partido racista (“One nation”), que llegó a meter una representante al parlamento federal. Pero uno ve a tanto griego, italiano y latino asimilado ahora que ya eso es cosa del pasado, aunque el fuerte influjo de emigrantes chinos ya los está poniendo nerviosos. Pero es un país abierto y bastante atractivo, aunque algo aburridillo. PD: No he visto el partido en que caímos ante Venezuela, pero ya me lo esperaba. Nuestros irregulares futbolistas nunca van a cambiar.
En fin, por lo menos alcancé a ver fútbol peruano de primera (la generación del 70 y la posterior, sarta de brillantes irresponsables que debieron llegar a mucho más, pero valían muy poco como personas. Mentalidad de perdedores) y no a estos tullidos.��

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