Un amigo me corrige, con razón, aquello que escribí días atrás respecto de que Fujimori resultó más japonés que peruano. Como bien me acotan, Fujimori se hubiera suicidado por vergüenza o enfrentado a la ley si hubiera sido nipón, porque dichos asiáticos valoran mucho el sentido del honor y no son para nada cobardes. Se hubiera hecho el harakiri por deshonor o de kamikaze se hubiera presentado a los tribunales, no sería el conejo que salió corriendo, renunció por fax y ahora pretende ser parlamentario nipón. Así que ni peruano ni japonés.
Este sujeto es simplemente una oportunista ameba apátrida, que se cuela por cualquier resquicio. Y es cierto que no se le puede comparar con Leguía, el único presidente peruano que acabó preso. Este rechazó el asilo ofrecido por la embajada chilena y regresó en el BAP Grau a responder las acusaciones que le hacían. Y Sánchez Cerro fue tan bestia en la crueldad del encierro al que lo sometió que terminó sublimándolo con ese martirio. Por eso su entierro fue multitudinario y por eso Basadre y Haya, víctimas de sus atropellos, lo terminaron perdonando (Haya llegó a decir que consideraba que fue el mejor presidente del siglo XX porque, mal que bien, fue el que por fin delimitó cuatro de nuestras cinco fronteras –sólo le faltó Ecuador y Tacna regresó sin que se dispare un solo tiro– y porque metió al Perú en el siglo XX con un proceso de modernización acelerado). Hubo mucho de grandeza en Leguía al enfrentar el revanchismo exacerbado (hasta saquearon su casa) y una prisión durísima (le daban una dieta inadecuada que le provocaba fuertes malestares gástricos y su hijo tenía que introducirle la sonda peneal porque no dejaban entrar al médico. Por eso murió pesando menos de 50 kilos). Leguía jamás hubiera sido candidato por otro país ni renunciado por fax (lo hizo dándole la cara a todo su gabinete). No, Fujimori no le llega ni a la suela del zapato a Leguía.
- Así como se pide mano dura contra los que bloquean carreteras, también debe haber mano dura contra la prepotencia de algunas compañías, que termina generando muertos. Todo indica que en Casapalca se han dado excesos que han provocado esta violencia. A sancionarlos.
- La toxina llamada Sutep volvió a atacar, esta vez agrediendo a García. A aplicarle de una vez el antibiótico de la nueva ley del maestro. Y metan preso de una vez a ese Huanalaya, que ya tiene varias requisitorias por salvaje.
Guardado el perro, se acaba la rabia.
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