-Triste ver a la yegua pepecista –porque ni Solidaridad Nacional ni Renovación ni los invitados lo quieren– tratando de aparearse con el burro humalista para parir una mula política –animal estéril y más bruto aún– que dirija al Congreso. Triste ver cómo un sector supuestamente liberal y moderno se acuesta por un plato de lentejas con la recua de un ignorantón militar fascista, espolique del sátrapa Chávez. Parece que tenían razón aquellos que decían que felizmente que Lourdes no ganó las elecciones, porque los unionistas no pasaban de ser unos amateurs lights que estaban buenos para alcaldes distritales nomás. Un Bedoya hijo pasó a la historia de la infamia por recibir sobornos baratos. Otro lo hará por pactar con Humala. ¡Pobre viejo Bedoya! ¡Cómo le “pecan”!
-Sr. Alva Castro, no pueden quedar impunes. Sé que tiene mil problemas y mil cosas que investigar, pero éstos son un caso muy especial, de esos que ameritan una cacería implacable para atraparlos, un equipo policial a tiempo completo. Deben pasar a ser los más buscados, con recompensas si hace falta. Porque si algunos de los salvajes que recientemente han protagonizado vandalismos no pueden dejar de ser procesados y sancionados con la mayor severidad son precisamente esos sutepistas desadaptados que atacaron recientemente el aeropuerto del Cusco.
No sólo produjeron una humareda que pudo provocar una tragedia aérea y que afectó los vuelos (haciéndole un daño devastador al Perú como destino turístico, justo luego de que Machu Picchu ganara con tanto esfuerzo ese título de “Maravilla Mundial”), sino que además agredieron de una manera bestial a turistas y a muchos colegas. Me imagino que los eternos desubicados izquierdistas justificarán –¡invocando al escritor Arguedas de todas maneras!– su proceder diciendo desde que lo hicieron porque son “andinos pobres” o porque buscaban así “diálogo” o porque así defienden sus “derechos”, hasta que lo hicieron porque la Policía los provocó o que atacar el aeropuerto fue consecuencia de la Conquista española o de la invasión chilena o del centralismo limeño o porque representan al “Perú Profundo” (¡qué huachafada más insoportable es esa frase tan cursi! ¿Qué somos el resto, la ahora aplastante mayoría costeña? ¿“El Perú Epidérmico”? ¿Y los tres millones de migrantes? ¿“El Perú Estratósferico”? ) o alguna estupidez “político-poética” de esas. No. Esa no la deben dejar pasar, autoridades. Esos fulanos tienen que pagarla y con intereses. Cogerlos no va a ser difícil: lo hicieron a la luz del día, a cara descubierta, hay grabaciones y testigos, el Cusco no es una metrópolis inmensa. Y no sólo sancionarlos penalmente (no me sorprendería que tuvieran antecedentes senderistas. Muchos de estos “maestros” fueron una cantera del terrorismo), sino expulsarlos, pues mandriles de esa calaña no pueden enseñar nada bueno. La barrabasada que hicieron no tiene nombre.
Y otros que tienen que apoyar esta investigación a fondo son los colegas de Correo Cusco, La República, RPP, El Sol y otros más cuyos periodistas fueron brutalmente agredidos. Ya es una cuestión de orgullo propio y solidaridad. Ayuden a identificar a estos animales, con perdón de los animales.
1 comentario:
Well written article.
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