Realmente, uno alucina cuando lee a otros colegas. ¿Son o se hacen? ¿Y por qué tanta cobardía? Unos parecen que quisieran que siga esta pésima educación pública y que el Sutep haga los destrozos que le dé la gana por nuestras calles.
Pedir orden callejero les es fascista y sanguinario y “polarizante”...
Otros reclaman “diálogo” cuando precisamente Patria Roja (¡y peor aún Huaynalaya!) se cerraron herméticamente a cualquier cambio. No puede haber diálogo sin interlocutor dispuesto.
Otros dicen que la ley del maestro se aprobó al “caballazo”. Por supuesto que tenía que acelerarse, porque la táctica del Sutep era dilatarla hasta que acabe la presente legislatura.
¿Además, qué querían con calles movidas? ¿Un debate bizantino y floreado? Decir eso es hacerle el juego a Patria Roja.
Ya el tema se había tratado por meses y más bien los unionistas (hay que reconocérselo a Galarreta sobre todo) mejoraron aún más la norma al final. Las únicas críticas válidas que he leído es que el gobierno no debió extender sus adjetivos calificativos a todos los maestros y que faltó difundir más la ley.
Sobre lo primero, es cierto que uno siempre debe evitar generalizar, aunque el adjetivo sea válido. Por ejemplo, yo sí considero que los manifestantes sutepistas de Juliaca son unos “mierdas” –tal como lo escribí y lo reitero aquí– por querer incendiar criminalmente vagones de tren cargados con combustibles, pero me cuidé de puntualizarlo, como también cuando llamé “miasma” a este sindicato porque eso son, mierdas y miasma, respectivamente. En cuanto a la difusión de las bondades de la ley, que es muy buena para comenzar a elevar el nivel del profesorado –y que incluso va a traerles sustanciales mejoras salariales–, es cierto que se quedaron mucho cuando debieron mandar una “blitz” informativa, pero ese ya es un problema general del gobierno, que debe tener la peor política de comunicaciones que he visto en mucho tiempo.
Creo que ni Toledo lo hizo tan mal al respecto.
No digo que volvamos a los tiempos de la OCI de los militares, pero sí se extrañan “spots” donde se aprecie qué obras se están haciendo, con testimoniales incluso.
Me acuerdo uno muy impactante de finales de los 80 donde un cerro oscuro se iluminaba repentinamente y se escuchaba a una niña decir “Mami, ya hay luz”, para a continuación detallar donde había ocurrido eso. O ese comercial de la campaña belaundista de 1980 donde una señora contaba cómo les habían construido rápidamente un colegio durante el primer belaundismo. O los paneles que ponía Fujimori. Y es muy legítimo que un gobierno haga esto.
“Tú eres tal como te perciben y nada más”, sentenció el filósofo Berkeley. Tengo mis serias dudas sobre esa encuesta de la PUCP (hecha por caviares y justo soltada en un momento difícil, como para desestabilizar adrede), pero este gobierno se merece mejores dígitos. Y eso se llama “falta de comunicación”, que el mundo de esta ciencia no se acaba en continuas presentaciones presidenciales.
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