Por lo visto ayer, este juicio a Fujimori va a ser de todo menos aburrido.
Previsiblemente, y acompañado de su hija y bancada, éste se va a dedicar a resaltar constantemente los logros de su gobierno para darle una imagen política al proceso, mientras que su abogado Nakasaki se encargará estrictamente de lo legal. El acusado va a oscilar de víctima linchada a estadista incomprendido (¿y cómo estará usando el “blockbuster” que se llevó?)
Al otro extremo, la izquierda y los caviares van a presionar insistentemente por que lo crucifiquen y ya hasta le ponen condenas máximas cuando recién se ha iniciado el juicio, pues jamás le van a perdonar que éste haya sido quien los demolió en los cuatro frentes en que se movían: el económico-institucional, pues desmontó al Estado velasquista en 1992 (en realidad, fue Boloña. Fujimori jamás fue liberal, como lo demostró en su antirreformista y floja segunda administración) y enterró la rojimia Constitución del 79; el político, pues entraron en debacle electoral tras haber sido con IU la segunda fuerza electoral hasta 1990; el sindical, pues gremios muy fuertes como la CITE y la FEB desaparecieron, mientras que el SUTEP se replegó y sólo quedó una CGTP muy debilitada. Y, por último, la lucha armada, pues éste arrasó al MRTA y erradicó en un 95% a Sendero Luminoso.
Además, no sólo los zurdos le tienen ganas. Hasta sus seguidores más fanáticos admiten que Fujimori no es un buen tipo (usaba a la gente sin asco y luego la apartaba como estropajo. Miren nomás cómo se portó con su propio hermano o con su esposa), amén que cometió muchos abusos con tirios y troyanos, sobre todo cuando su régimen devino en “dictablanda” a partir de 1998.
Entonces enemigos justificados le sobran, amén que nadie con dos neuronas se cree que no sabía nada de los robos y asesinatos. Pero tampoco caigamos en la torpeza de los caviares y rojos de condenarlo ya abiertamente por anticipado, pues eso huele a venganza y le cae de perillas para aducir una persecución. Uno escucha a Gamarra, a la Cano, a los oenegeístas y la verdad ya para qué hay juicio, que le zampen perpetua de una vez. Da la impresión de que no van a aceptar ninguna condena que no corresponda a las que ellos desean, cuando peor sería caer en los excesos en que se incurrió con Leguía.
Creo que de todas maneras Fujimori va a ser condenado por el allanamiento ilegal a la vivienda de Trinidad Becerra y la CTS a Montesinos. Abundan pruebas. Allí la pregunta nomás es cuántos años le imponen. Del resto de actos corruptos puede más o menos defenderse algo. De los hechos de sangre, es más fácil –como decía el finado Paco Igartua– que salga librado de La Cantuta (donde no eran angelitos) que de Barrios Altos. Del primero le puede echar más la culpa al Ejército o a un impromptu de Martin Rivas (leer a Ricardo Uceda al respecto). ¡Pero en Barrios Altos hasta usaron una camioneta de Palacio de Gobierno!
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