Un amigo me pregunta como creo que acabará Hugo Chávez. Una primera respuesta que se me viene a la cabeza es que podría darse algo similar a lo que se dio aquí con el dictador Juan Velasco, tan admirado por “Hugorila”, donde el reemplazo surgió de las Fuerzas Armadas en base a un relevo pacífico interno, hecho por una coalición de uniformados institucionalistas (Morales Bermúdez, Richter, Parodi) y comunistas (Fernández Maldonado, De la Flor, Graham, Gallegos Venero, Rodríguez Figueroa), que creían que el líder ya había llegado muy lejos en sus desvaríos (nadie en este caso quería la guerra con Chile, que Velasco deseaba iniciar en setiembre de 1975), depurando los primeros a los segundos tras el levantamiento derechista del general Bobbio Centurión en Chorrillos. Quedaría un mucho más moderado Morales Bermúdez al frente de la “Robolución”, sucesor que se vería obligado a dejar el poder por la crisis económica, su falta de carisma y el paro del 19 de julio de 1977. ¿Baduel por Chávez como Morales Bermúdez por Velasco?
Otra variante algo similar sería la argelina –coincidentemente otro país petrolero y “revolucionario”–, donde el líder inicial Ben Bella fue depuesto y sometido a un larguísimo arresto domiciliario por su lugarteniente Boumedienne, un camarada algo menos ingenuo en su socialismo, mucho menos pretencioso en sus sueños externos y más cauteloso con los gringos, pues Ben Bella era similar a Chávez en cuanto a excéntrico y errático. Pero Boumedienne, a diferencia de Morales Bermúdez, no dejó el poder (murió siendo Presidente), no era un moderado y continuó el proceso revolucionario hacia un socialismo argelino, que ha sido un fracaso absoluto en cuanto a redistribuir la riqueza petrolera. El segundo de Chávez, Diosdado Cabello, bien podría ser el Boumedienne venezolano. También podría suceder lo de Nasser y que Chávez fallezca repentinamente por causas naturales y lo suceda alguien de su misma guardia tipo Sadat, mucho más prudente y moderado, que liberalice un poco la economía. O podría darse un fenómeno similar al partido Baath en sus variantes siria e iraquí, donde los líderes iniciales fueron violentamente depuestos y los relevos (Hafez Assad y Saddam Hussein) fueron muchos más radicales en lo interno y más antiyanquis en lo externo.
Existe entonces el riesgo de que Venezuela siga, como buen país petrolero, el modelo árabe izquierdista –sea argelino, nasserista o baathista en sus variantes iraquí y siria–, donde ya no se mueve nunca a la casta militar socialistoide que ha tomado el poder. De otro lado, también tenemos el modelo cubano y por allí que Chávez termina gobernando Venezuela por largos años hasta su muerte. Fidel ya va por los 50 años en el poder. Esto no sería inédito en Venezuela, donde el general Juan Vicente Gómez gobernó –con títeres y todo– desde 1908 hasta su muerte en 1935.
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