En vísperas del recambio ministerial, es entretenido ponerse a armar el gabinete que más le gustaría a uno. No me pondría a tocar cartera por cartera, sino sólo con algunas que ya están cantadas. Por ejemplo, es vox pópuli que Virginia Borra (que ha sido una muy buena ministra, con trabajo silencioso. Es la que de lejos más ha ejecutado su presupuesto) quiere dejar Mujer por asuntos personales. Ese lugar vacío debería ser llenado por Susana Pinilla y colocar en Trabajo a alguien que se dedique a la labor más importante que le toca a esa cartera: facilitar –o por lo menos obstaculizar lo menos posible– la creación de empleo formal, más que estar enviando peruanos a trabajar a España (encima celebran eso como un gran triunfo, cuando es penoso), pararle mucha bola a la CGTP o andar diseñando irreales esquemas laborales.
¿Nombres? A mí me gustaría ver allí a expertos como Gustavo Yamada (Universidad del Pacífico), Miguel Jaramillo (GRADE), Gino Kaiserberger (CESDEN), Jaime Saavedra (Banco Mundial) o Franco Giuffra (jefe de Recursos Humanos del Grupo Romero).
Hablo de personas que o han estudiado el mercado de trabajo a fondo (Yamada, Jaramillo y Saavedra) o han lidiado en campo con el tema (Kaiserberger y Giuffra), gente que tiene visión o praxis muy sólida y orgánica al respecto, no guapas antropólogas que no han hecho empresa y que no conocen a fondo el tema. Es que Trabajo es una cartera clave, vital, crucial ahora que estamos creciendo fuerte, y urge que dicha expansión económica venga acompañada de empleo formal. Más aún con el reto que nos plantea el TLC con EEUU.
Otra cartera donde el cambio es casi fijo es Salud, y allí por favor no vuelvan a poner a un médico sino a alguien que conozca de administración médica. El titular no tendrá que curar sino administrar. Las clínicas limeñas se pusieron los pantalones largos cuando comenzaron a ser gestionadas profesionalmente y los doctores se dedicaron a lo suyo. Allí se me ocurre Solón King, un buen gestor que manejó una Empresa Prestadora de Salud, amén de algunas transnacionales (Gillete, Procter).
Además, no dudo de que en las clínicas limeñas existen varios buenos profesionales que podrían asumir el cargo. ¡Pero nunca más colocar a alguien allí sólo porque es médico! Asimismo, se habla de un cambio en Justicia.
Allí existen tres problemas muy graves: un Poder Judicial que clama por reformas y sendas crisis en seguridad y penales. Es decir, para lo primero ponemos a un reformista (sería interesante que Beatriz Boza replicase allí la institucionalidad que logró en Indecopi); para lo siguiente a un criminólogo que perfeccione la legislación y procesos penales; y para lo último podríamos optar entre un abogado con alma de constructor (se tienen que edificar por lo menos 5 penales nuevos para mil internos cada uno. ¡Lurigancho ya no da más!) y alguien que conozca el Inpe a fondo.
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