Es doblemente grato experimentar este fausto 4 de diciembre para alguien a quien le tocó vivir o sufrir las consecuencias de muchos días violentos y traumáticos (golpe del 3 de octubre de 1968, terremoto de Huaraz del 31 de mayo de 1970, saqueo de Lima del 5 de febrero de 1975, inicio del terrorismo el 17 de mayo de 1980, masacre de Ucchuraccay el 11 de febrero de 1983, victoria comunista en la alcaldía de Lima el 13 de noviembre de 1983, orgía de sangre del Sexto el 27 de marzo de 1984, motín del Frontón del 7 de agosto de 1985, hiperinflación que arrancó a comienzos de 1988, derrota de Vargas Llosa a manos de un improvisado desconocido el 10 de junio de 1990, la siempre penosa ruptura del orden constitucional del 5 de abril de 1992, terremoto del 15 de agosto pasado, etc…).
Esta aprobación del TLC con EEUU en medio de este boom económico me hace recordar el “No nos ganan” de Ferrando. Cierto, hay mil, mil problemas que solucionar, comenzando por tanta pobreza. Pero así como la congelada España comenzó a prosperar aceleradamente desde que entró a la Unión Europea el 1 de enero de 1986, de aquí nos vamos para arriba, a menos que hagamos una idiotez imperdonable (lo que es bastante probable). Sé que sueno estúpidamente optimista, pero ya van a ver el impresionante “envión” económico que va a representar este TLC en nuestra pequeña economía, pues nos da un panorama inédito de estabilidad para las inversiones. Aún nos faltan el grado de inversión y los TLC con China y la Unión Europea, pero éstos ya van por buen carril. Si no se da un shock externo tremendamente severo y seguimos creciendo más o menos así, no van a reconocer al país el 2011, con una clase media urbana más grande y consolidada, la que ya se está generando aceleradamente (aunque muchos no lo crean o no lo quieran creer. Observen nomás el inmenso aumento en consumo de electricidad que se está dando en todo –subrayo todo– el país).
-Siendo cínico y conociendo la laboriosidad de los venezolanos (aquí somos japoneses a su lado), mi único temor era que Chávez ganase ampliamente por ofrecer reducir la jornada laboral a seis horas diarias. De todas formas, “Madame Inflación” es despiadada y estoy seguro de que dará cuenta de Chávez (y de Evo) antes del 2011. La barriga pega y hace que el pueblo sea infiel. Seamos cínicos otra vez: fue esta aguda escasez actual de víveres más que el hambre de libertad (cosa que sólo interesa generalmente de la clase media para arriba) lo que lo dañó en esta consulta y provocó ese desganado ausentismo popular que le hizo perder tres millones de votos (y ojo que la oposición tiene por lo menos unos cinco puntos más escondidos en esta negociación o medio millón de votos nuevos), que le fue letal. Y le surgió un caudillo opositor (y que tiene apoyo entre los militares): el general Baduel.
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