Miro los últimos números de la economía (¡este año creceremos otra vez 8% y sin desequilibrios!) y me restrego los ojos. Sí había visto antes ciertos periodos de bonanza, pero fueron muy cortos y falaces, como 1986-87, donde se dio una expansión del PBI de 10% y 8.4%, respectivamente, basada en quema de reservas, estímulos monetarios, proteccionismo y subsidios indiscriminados. ¡Irresponsabilidad máxima!
O 1994-95, donde el PBI se disparó 12.8% y 8.6%, respectivamente, en una economía sobrecalentada adrede para favorecer la reelección de Fujimori. ¡Se llegó a crecer casi 13% en 1994! ¡Una burrada insostenible! Claro, después le tuvieron que meter un frenazo brutal y bajar el ritmo a un raquítico 2.5% en 1996 para controlar desequilibrios.
Encima en 1998 nos cayeron juntas las tres crisis en una “tormenta perfecta”: rusa (financiera; el dólar trepó fuerte), asiática (caída a mínimos en los precios de los metales que exportamos) y El Niño (colapso de la pesca y el agro), lo que nos dejó 14 bancos de 25. Recién en el 2004 volvimos a donde estábamos en 1997. Los economistas Bruno Seminario y Arlette Beltrán han hecho unas series fascinantes, calculando el crecimiento del PBI en 4.88% para el lapso 1896-1928 (cuando se da el “crack” de Wall Street), de un bajísimo 1.89% para 1929-1947 (años muy duros: post “crack”, guerra civil en Trujillo, Segunda Guerra Mundial y tonterías económicas izquierdistas bajo Bustamante), viniendo después los buenos tiempos, con un promedio de 5.27% para 1948-1972 y a pesar del primer belaundismo.
Llegó la desgracia de Velasco y la instauración de su nefasto modelo económico socialistoide, que recién fue desmontado totalmente en 1992, modelo entronizado con ese desastre de Constitución de 1979 (sólo un perfecto imbécil puede pedir que ésta vuelva a regirnos. Un perfecto imbécil. En serio), y se tumban el crecimiento a 1.71% de promedio para 1973-95. Para empeorarlo, acompañado por un inmenso boom poblacional: ¡menos torta y muchísimo más bocas a la vez! Esa es la explicación más sencilla de los altísimos niveles de pobreza que tenemos y por eso hay que ser muy limitado mentalmente para pensar que sólo con un par de añitos (2006 y 2007) creciendo por encima de 8% y otros dos sobre 5% (2004 y 2005), sin otras acciones conexas (lucha efectiva contra la pobreza vía asignación directa condicionada, reforma educativa, más infraestructura y reforma del Estado), esto se va a arreglar al toque. Por lo menos necesitamos unos 10 años más así y con esas reformas para ya estar en algo. Esos animales de los rojos le llaman ahora “neoliberalismo” al crecimiento más sano que hemos tenido para recuperar la hecatombe económica que significó la izquierda para nuestro país en tres frentes: el “velasquismo económico” de 1968 a 1992, el múltiple, violento y diario “huelguismo sindicalero” de los 80 (esas desgracias llamadas CGTP, SUTEP, CITE, FEB, Construcción Civil, Federación Minera, etc…) y el terrorismo maoísta y castrista de SL y el MRTA.
Por ese daño inmenso le tengo tanta inquina a la izquierda. Y siguen jodiendo. Eso no es ser “macartista” sino lúcido y memorioso.
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