Es menester la construcción inmediata de por lo menos unas cinco cárceles grandes más para desinflar esta ola delincuencial que está comenzando a agobiar al país y nos puede llevar a ser una Venezuela o un Brasil en ese aspecto. Ello porque la gente no puede estar hacinada en las prisiones, pues la promiscuidad potencia más a las personalidades violentas y genera universidades del delito que imposibilitan toda rehabilitación, además que los peores elementos deben estar aislados para que no coordinen acciones criminales desde adentro. Todas las experiencias de lucha exitosa contra el crimen pasan necesariamente por más cárceles. Hay dinero para hacerlas, este es un clamor ciudadano, el crimen obstaculiza el progreso y –seamos cínicos– cualquier gobierno eleva su aprobación haciendo retroceder al hampa. Así que no sé qué espera el APRA para comenzar a edificarlas. Su archirrival Olivera construyó Piedras Gordas sin tener muchos recursos y en corto tiempo. ¿Son menos que él? Por otra parte, esa falta de espacio penal provoca que los jueces decidan muchas veces no condenar severamente alegando que “no hay dónde mandarlos”. De otro lado, tiene que haber condenas cortas (3 meses, 6 meses, un año) y fuertes multas (esto función muy bien en Singapur) para delitos menores.
No puede ser que se capture a malhechores pequeños y éstos salgan campantes a la calle tras pasar unas pocas horas en una comisaría. O pagan una multa fuerte para salir o se les encierra un tiempo. Un efecto perverso adicional es que esa impunidad desalienta a menudo a la Policía, a la que no le provoca muchas veces ponerse siquiera a investigar porque ve que capturar a los infractores no tiene mayor sentido.
Otros temas. Me parece muy positiva la “municipalización” del divorcio por mutuo acuerdo y ojalá se apruebe pronto. Vas e inscribes la disolución del vínculo en la comuna donde te casaste. Es absurdo complicarles la vida con trámites, abogados, jueces y pleitos a las parejas que acordaron tranquilamente que no quieren seguir juntas y ya establecieron voluntariamente visitas, pensiones, separación de bienes, etc. Otra asignatura pendiente es facilitar las adopciones. Muchos niños huérfanos y abandonados tendrían la posibilidad de una vida mil veces mejor. Conozco parejas extranjeras que han querido adoptar aquí y se han desanimado ante tantas vallas absurdas. Una cosa muy buena que hizo el primer gobierno aprista fue agilizar mucho esto cuando Gonzales Posada fue ministro de Justicia y sería muy positivo que se enmienden los retrocesos que se dieron bajo el fujimorismo.
Y se está dando un debate sobre el matrimonio entre gays, aprobado ya en Argentina, Colombia y México. En realidad, lo civilizado –tal como ya escribí mucho tiempo atrás aquí– es permitir una “unión civil” para que se establezcan voluntariamente derechos sucesorios, pensionarios y alimenticios ante un notario o un alcalde entre los miembros de esta comunidad. Pero ojo, eso no es un “matrimonio” strictu sensu y más bien usar ese término les generará mayores resistencias a sus impulsores.
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