Escucho por la radio el himno a mediodía y pienso qué bonito que es. Incluso queda muy bien en versión jazz, como lo ponen en Doble 9. Y oyéndolo pienso lo traumática que fue la Independencia aquí, comenzando porque ni sus élites ni sus masas se interesaban mucho por el tema y estaban bastante comodonas o indiferentes con la administración colonial. Aquí ni siquiera hubo un O’Higgins...
Por eso nos independizaron cuerpos expedicionarios latinoamericanos, que necesitaban extirpar al poder español de la zona para que no vaya a regresar a sus países. Y seguramente no hubiera habido independencia latinoamericana si Napoleón no invade España (ocupación que duró de 1808 a 1814) y si tiempo después (1819) el liberal general Riego no se niega a embarcarse en Cádiz para aplastar a los rebeldes por pelearse con Fernando VII, hasta que este último lo vence en 1823. Evidentemente, una España con dos guerras internas sucesivas no podía ocuparse adecuadamente de manera militar de nosotros. Sólo recurrió a sus exiguas y mal apertrechadas guarniciones americanas para pelear con los patriotas.
Y fueron años de larguísimas guerras. Uno lee a Basadre y queda estremecido ante el modo en que Lima fue saqueada tantas veces, quedando muy descapitalizada, pues patriotas y realistas se turnaban el dominio y cada cual que entraba a la capital se llevaba lo que podía. Esto fue empeorado por la inflación, un severo fenómeno El Niño y por varias pestes. Lo mismo pasó en el resto del país.
Para empeorar las cosas, la paranoica y cruel actitud de Bernardo de Monteagudo –la mano derecha de San Martín– para con los españoles residentes en la capital motivó que el 90% de éstos emigre, lo cual nos privó de la única burocracia –la virreinal– que realmente teníamos. Y sin leyes estables. Vaciaron el Estado anterior sin tener los funcionarios para administrar al nuevo y eso motivó seguramente que el Ejército –único ente organizado– quede como el partido político dominante entre sus facciones, pues los civiles no pasaban de ser sus asesores y los liberales y conservadores eran sólo dos clubs, por lo que la anarquía militar nos devoró: recién tuvimos el primer presidente civil en 1872, con Pardo, unos 50 años después de que se marcharan los españoles. Además, no le caíamos bien al señor Bolívar, así que éste nos privó de Guayaquil y Bolivia y nos trató de acuerdo al desprecio que siempre nos tuvo, resaltado en la frase “país de oro y esclavos” de su “Carta de Jamaica”.
Tampoco teníamos fronteras definidas, y eso motivó inmediatas y costosas guerras con la Gran Colombia y Bolivia. Súmesele a esto que en 1821 el 98% del país estaba habitado por masas analfabetas (la mayoría ni hablaba castellano) y que la geografía era particularmente complicada, sin medios de comunicación modernos.
El gobierno daba una norma en Lima y podían pasar años hasta que se enterasen en el Cusco, si es que se enteraban. Y las fronteras raciales y culturales... ¿Fue prematura la Independencia? Quién sabe. Escucho por la radio el Himno Nacional a mediodía y pienso qué bonito que es.
Nota: Esta columna regresará después de Fiestas Patrias
1 comentario:
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