Si bien es cierto que la envergadura económica de nuestro país no tiene nada que hacer con Brasil, conviene observar una reciente megalicitación concretada recientemente allá para agilizar la puesta de infraestructura al día, más aún que andamos aquí muy lentitos, tanto en convocatoria como en ejecución.
Recordemos que se prometió, tras el sismo, acelerar la ampliación de la autopista de la Panamericana Sur desde su actual final de Cerro Azul hasta Pisco, pero todo se quedó en palabras. ¡Ni siquiera se ha extendido en esos pocos kilómetros que restan desde Cerro Azul a Cañete! Y lo lógico sería que se empiece por los anillos viales que eviten pasar por Chincha y Cañete, tramos donde se pierden fácilmente 30 minutos en recorrer.
También se nos dijo que por fin se iba a extender la autopista Ramiro Prialé hasta Ricardo Palma y nada hasta ahora (con lo fácil que sería empalmarla directamente con Carapongo vía una rampa y salir así por lo menos por Ñaña a la Carretera Central). Más bien están hablando de una pista por detrás de Cajamarquilla para tránsito pesado. Tampoco veo que se esté comenzando a extender la Costa Verde de San Miguel a La Punta. Y para qué mencionar siquiera esa estafa que es esa “autopista” en el Callao.
Si ni siquiera se pueden estructurar bien estas vías limeñas con tanto tránsito, no sé entonces cómo se van a ejecutar las anunciadas “Autopista del Sol” (Lima-Piura), la longitudinal de la Sierra o las conexiones transversales Costa-Sierra que PPK impulsaba. Y ya para qué soñar con que algún día se extienda el Zanjón hasta la Panamericana Sur, tramo que desgraciadamente archivó Velasco a comienzos de los 70 sólo por razones políticas. Si hasta no se ven mayores novedades con el Tren Eléctrico o que de una vez se tiren abajo ese bendito pedazo del cerro Puruchuco que tapona el final de la Javier Prado (y ya es imperativo ese corredor elevado –que cobren peaje – que vaya desde el aeropuerto Jorge Chávez a La Molina).
En fin, volviendo a Brasil, Lula decidió acelerar las cosas allá de una vez por todas y convocó a siete megapaquetes por 25 años de siete tramos, los cuales se otorgarían a los consorcios que oferten los precios más bajos de peaje. La española OHL ganó cinco de estas licitaciones(400 kms Sao Paulo-Curitiba , 560 kms Belo Horizonte-Sao Paulo, 320 kms Espirito Santo-Río de Janeiro, 380 kms Curitiba- Florianópolis y 410 kms Curitiba-Rio Grande do Sul (sur, 412.7 kms). Los también hispanos Acciona se adjudicaron los 200 kms Minas Gerais-Río de Janeiro, mientras que la brasileña BR-Vias ganó los 320 kms de la “Transbrasiliana” que atraviesa el estado de Sao Paulo.
¿Por qué no se entregan como allá todas las obras mencionadas anteriormente (ampliaciones de Prialé, Costa Verde, Callao y Javier Prado amén de “Autopista del Sol”) en un solo paquete? ¿No es hora de un “big-bang” similar al de Lula en infraestructura?
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