Dos temas que deben obsesionar a nuestros gobernantes son educación e infraestructura. Sin ellos, no vamos a ningún lado por más que crezcamos 7% anual. Es cierto que el crecimiento genera clase media y ésta demanda mejor educación para sus hijos y por eso tenemos este boom subsidiario de universidades y colegios privados (ya la mitad de nuestros universitarios estudian en un claustro particular, lo que no necesariamente les asegura una mejor educación…), pero no podemos descuidar a nuestras escuelas públicas, grandes promotoras de la movilidad social sana.
Y por más que los dirigentes del SUTEP coincidan con Oscar Wilde en que “En estos tiempos los jóvenes piensan que el dinero lo es todo, algo que comprueban cuando se hacen mayores”, una reciente investigación de McKinsey, la mejor consultora del mundo, les abriría un poco sus cerrados y dogmáticos ojos respecto de que todo se soluciona con dinero en ese aspecto (entonces EEUU, que gasta una barbaridad en Educación, y España, que tiene a los maestros públicos mejor pagados del mundo, serían los primeros). Tampoco clases más chicas (EEUU) u horas más largas son la respuesta. Les recomiendo leer el documento“How the world’s best performing schools systems come out top”, reseñado por The Economist (“How to be top”, 18 oct, http://www.economist.com/world/international/displaystory.cfm?story_id=9989914) y disponible en http://www.mckinsey.com/clientservice/socialsector/resources/pdf/ Worlds_School_Systems_Final.pdf, para que descubran que los sistemas educativos más exitosos en el planeta (Canadá, Finlandia, Japón, Singapur y Corea del Sur) se basan en tres axiomas de Perogrullo:
-Consigan los mejores profesores: Tienes que estar entre el 5% de los mejores graduados en Corea del Sur y en el tercio superior en Singapur y Hong Kong para ser profesor, mientras que Finlandia te exige la máxima titulación. Esto le da “status” a la carrera. Se enfatiza –lo que siempre decimos aquí– que el profesor es el elemento más importante (“La calidad de un sistema educativo no puede ser mejor que la de sus profesores”, palabras de un funcionario surcoreano). Lamentablemente, la mayor parte de los profesores del planeta proviene del tercio inferior. Según recoge la revista, “si se toman alumnos de capacidad media y se los encomienda a profesores del 20% mejor valorado del cuerpo, acaban dentro del 10% con mejores notas. Si se los pone con profesores del 20% más bajo, acaban entre los de peores notas”.
-Consigan lo mejor de sus profesores: Esto se hace con capacitaciones constantes, con grupos de trabajo para compartir ideas y buscando además aprovechar las experiencias de los maestros viejos, con tutelas individuales de éstos a los nuevos (“cuando un brillante profesor yanqui se retira, casi todos los planes de lecciones y prácticas que él ha desarrollado también se retiran. Cuando un profesor japonés se retira, él nos deja todo su legado”).
-Vigilen a los alumnos rezagados. Por ejemplo, Singapur obliga al 20% inferior de estudiantes a que tengan clases extras. En otros sitios les ponen los mejores profesores precisamente a ellos. Como proclaman los Marines, “nadie debe quedar atrás”.
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