05 noviembre 2007

La carga de la culpa (05/11)

Siempre he sido un fiel creyente de que cada uno es responsable por las consecuencias de sus actos, y si una decisión se tomó con libre voluntad y mayoría de edad, pues allá tú con lo que te pase. A esta nueva desgracia en Mesa Redonda se aplica eso: los culpables últimos no son el Estado ni el municipio, sino aquellos irresponsables comerciantes informales (grandes evasores de impuestos y contrabandistas. Y los peores explotadores laborales,dicho sea de paso) que tanto otrora acumularon toneladas de pólvora en pocos metros cuadrados como ahora superpoblaron unas estrechas galerías sin cumplir cabalmente ninguna medida de seguridad. ¿Cómo no va a haber cortocircuitos que generan tremendos incendios si las conexiones eléctricas, como se vio en Gamarra, están sobrecargadas por un pirateo masivo de sinvergüenzas que quieren luz gratis? Lo malo es que no aprenden y ya apuesto a que de aquí a pocos años otra vez se repetirá alguna tragedia similar en Mesa Redonda. Es que la gente anda muy mal acostumbrada: sacarle la vuelta a la ley es ser un “pendejo” admirable y todos son derechos, nada obligaciones. La frase favorita es “El Estado debe...”, en lugar de “Yo debo...”. Después le llaman ausencia del Estado a lo que es ausencia de responsabilidad propia.
No me afligen estos comerciantes afectados, como tampoco esos que mueren atropellados por cruzar la Panamericana con el puente peatonal al lado ni las chicas que a estas alturas caen en la trampa de ser jóvenes madres solteras sin recursos (lo que les va a complicar la vida enormemente y va a traer un resentido más al mundo. La mayoría de hombres peruanos son un desastre como padres. ¡Aquí celebrar el “Día del Padre” es una hipócrita broma cruel! Hacen borrachos hijos por todos lados y luego se desaparecen o se desentienden. Y es a todo nivel social) por salir embarazadas, cuando eso se previene con una simple visita a la farmacia y un poco de energía con la pareja que no quiera tomar precauciones. Los estudios muestran que la mayor parte de pobres extremos urbanos se ubican en el sector “madre soltera joven”.

Apuesto a que Pisco se volverá a reconstruir en el mismo pésimo suelo y que en este verano otra vez veremos casas arrasadas a la vera de los ríos. Miren nomás Matucana, sitio perfecto para una catástrofe descomunal. Hace años que se advierte de eso, pero nada. O esta línea aérea local que nos para metiendo sustos a cada rato. Es que hay cosas que ya están cantadas. Bueno, si aquí a un miserable se le ocurrió repletar de gente una angosta discoteca, meterle animales, edificarla con materiales inflamables sin salidas y sin aspersores y se le juntó otro descerebrado que se puso a jugar con fuego. Y eso en un sitio pituco.

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