Por trabajo me tocó ir a varias reuniones anuales del BID. Una de las más agradables fue la celebrada en Nueva Orleans, por lo fascinante de la ciudad (esto fue mucho antes del huracán Katrina). Su arteria principal, Bourbon Street, es una estrecha y larga calle muy afrancesada, donde uno podía encontrar –hasta muy tarde– multitud de sitios de buen jazz, blues y rock, amén de comida rica (por la herencia gala tienen el “cajoun”, una condimentada comida regional, bastante buena en comparación a como se come de desabrido en EEUU), en un ambiente bastante relajado (no es un virtual Estado policial como el resto del país. Podías hasta caminar con tu trago por Bourbon con la Policía muy tranquila al lado en un ambiente festivo), donde existe la curiosa y grata costumbre de que las mujeres enseñen los senos si les das unos largos collares de cuentas que te reparten por allí.
Pero otra cosa que me llamó la atención tanto como senos y blues fue el centro de convenciones donde se desarrolló la asamblea. Un local colosal, donde casi me pierdo. Entrabas y en el primer salón había una convención de plásticos. El siguiente era de textileros, otro de motociclistas, etc., hasta que como en el octavo por fin me encontré con el BID, que de por sí es una reunión inmensa. Me puse a investigar y resulta que lo había construido un alcalde afro llamado Ernest Morial, quien apostó fuerte por un centro de convenciones como alternativa frente al colapso de la industria de mariscos de la zona. Leí que las críticas fueron feroces contra el proyecto. Pues el Ernest N. Morial Convention Center ha atraído 10 millones de habitantes desde 1985, generando hasta ahora US$36 mil millones en ingresos a la ciudad.
Todo este rollo viene a propósito del cuartel San Martín. Sería un error que las FFAA y las municipalidades de Miraflores y San Isidro se limiten a vender el terreno para que se hagan proyectos de viviendas allí, cuando podrían “concesionar” el sitio para un gran centro de convenciones, con hoteles, casinos, restaurantes, pubs y todo. ¡Cuánto empleo generaría! Acuérdense del éxito que tuvo la reunión del BID en nuestra capital años atrás. La falta que un sitio así nos hace en Lima desde que incendiaron el Centro Cívico el 5 de febrero de 1975. Fácilmente podría hacerse aquí convenciones de empresas extranjeras y multilaterales. Firmas yanquis, brasileñas, chilenas y tal vez europeas (por lo menos españolas) podrían hacer sus reuniones aquí, con un paquete adicional de visitas a Cusco, Nasca, Máncora, etc...
Lima está ubicada en un sitio central, tiene excelente cocina, el mar al lado, no es cara para estándares internacionales, la timba es permitida y tiene –aún– barrios bonitos.
Y ese sitio está bien conectado al Jorge Chávez. Claro que habría que solucionar temas de seguridad e infraestructura. Ese sería un mejor negocio para ambas municipalidades.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario