1) Uno lee a Carlos Basombrío, que conoce del tema policial, y no puede dejar de coincidir con él en que hubiese sido mucho más sensato que el Ministerio del Interior busque comprar vehículos mucho más baratos como patrulleros para este humilde país tercermundista.
Como razona Basombrío, si Mazzetti pretende adquirir 469 autos a US$29,600 cada uno, tenemos US$13’882,400 disponibles, con los cuales podríamos comprar mejor 868 pick-ups de doble cabina a US$16 mil cada una. O si no que se reduzcan a 600 pick-ups y el dinero sobrante se use para ponerles rejillas, radio, cámaras y hasta GPS. Tendríamos muchos más vehículos y muy bien equipados por lo mismo. Además, es cierto que cancelar US$30 mil por unidad suena demasiado caro. Ya a Mazzetti le dicen “bacalao”, no por el ritmo español sino porque no pasaría de Semana Santa (junto a otros).
2) No suelo tocar el tema del deporte en la columna porque al parecer hay el prurito de que éste banaliza, pero no puedo dejar de mencionar el triunfo del tenista Horna que especté ayer, porque precisamente ganó por tener “actitud”, por una disposición de ánimo combativa y pundonorosa, por no querer perder. Es cierto que el venezolano era un “paquete” de malo y que Horna tuvo la culpa de que el partido se le complique por no salir con todo desde el comienzo al percatarse de que su rival no valía nada para así irse temprano y tranquilo a las duchas, pero es destacable cómo trató de seguir jugando pese a su evidente malestar físico y, sobre todo, cómo regresó a la cancha a pesar de haber vomitado (cosa que no pudo evitar hacer delante de los espectadores). No sólo volvió recuperado, sino además muy, muy agresivo (como debió empezar) y despachó rápido el partido.
Esa “actitud” es la que siempre nos falta a los peruanos en los deportes (y a menudo en la vida), desde las voleibolistas que dejaron escapar la medalla de oro en Seúl hasta el boxeador Rivadeneyra escondiéndose como un gato mojado de Michael Spinks en la pelea por el título en Vancouver sin jugársela, pasando por los futbolistas peruanos jugando asustados como conejos cuando Chile nos goleó 4-0 en Santiago al definir las eliminatorias para el Mundial Francia 98.
Horna no es ciertamente Jaime Yzaga o Alejandro Olmedo, los mejores tenistas peruanos de todos los tiempos. Pierde concentración muy rápidamente, comete errores infantiles y puede ser muy temperamental en un deporte donde uno tiene que ser frío como un iceberg (¿se acuerdan de Bjorn Borg, más conocido como “iceborg”?), pero ayer fue un grande y nos dictó una lección de coraje, sobre todo a esa desgracia de “futbolistas” (la mayor parte son una sarta de viciosos inútiles que se comportan como adolescentes) que tenemos, en particular aquellos que sí juegan bien afuera, pero que son una desgracia cuando se ponen la casaquilla nacional.
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