Un muy malévolo dicho latinoamericano, el cual no comparto, reza: “Desconfía de la mujer chilena, el amigo argentino y el juez peruano”. Dada la reciente conducta del Ejecutivo chileno, parece que a Bachelet le cae como anillo al dedo este refrancito. Tanta buena voluntad de García y su Canciller para enfriar la olla caliente que las pasadas torpezas chilenas y la mala leche de Rodríguez Cuadros habían dejado para que ahora suceda algo tan infantil, que la verdad no me creo que no haya sido adrede. Ni aquí somos tan torpes como para mandar un mapa al Congreso donde movamos hitos tan sensibles. Eventos como éstos te hacen desconfiar aún más del reciente rearme chileno (¿ustedes qué pensarían si su vecino comienza a almacenar un montón de dinamita? Como decía Bismarck, si la memoria no me falla: “Cuando se juntan muchos cañones, éstos terminan disparándose”), por más que analistas cínicos te digan que los políticos chilenos permitieron esas adquisiciones para “comprar” a los militares con estas dádivas y así poder desmontar y procesar tranquilamente a Pinochet a cambio (o que los aún más cínicos te digan que bajo la mesa se están moviendo cantidades increíbles de dinero como “coimisiones”). Ya no queda más que ponerse los pantalones y exigir que de una vez se ponga el hito correspondiente en la parte final y costera de la Línea de la Concordia y que patrullen la frontera con carabineros, respetando el acuerdo que sólo nosotros acatamos con nuestra Policía. E irnos a litigar a la Corte de La Haya para cerrar de una vez el tema de la delimitación marítima por la vía legal antes que nos quieran sorprender con otra de éstas. Ganemos o perdamos, ya de una vez acabemos con esa jarana del mar. ¿Cómo es posible que a comienzos del siglo XXI y a 14 años de estar por cumplir 200 años de independencia aún no tengamos totalmente cerradas nuestras fronteras? ¡Ay, el Tercer Mundo! Y también habría que mandarle una nota de protesta a Bolivia. ¿Cómo es posible que el principal asesor de Evo sea un posible emerretista del cual se pide la extradición? ¿Acaso eso no es un gesto inamistoso? ¡Asilemos entonces a Goni aquí! Hablando de dichos y Bismarck, me encantan los siguientes de éste: “Con las leyes pasa como con las salchichas, es mejor no ver cómo se hacen”. “La nación que tiene ahora los colegios tendrá el futuro”. “Existe una Providencia que protege a los idiotas, a los borrachos, a los niños y a los EEUU”.
“La gente nunca miente tanto como antes de una elección, durante una guerra y después de una cacería” y el durísimo
“Un periodista es alguien que se equivocó de profesión”. ¿Racismo en las playas del kilómetro 100? ¡Pero si allí está mi amigo Phillip “Tyson” Butters veraneando tranquilo!
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