02 febrero 2007

:: ¡Reforma laboral ya!

:: ALDO MARIáTEGUI :: La columna del director

El estadista francés Mitterrand solía decir –crudamente– que un gobierno se limitaba durante lo que le restaba de su período a gestionar aquello que había logrado concretar durante sus primeros meses. Es que toda nueva administración ingresa con mucha tolerancia de parte de sus gobernados para instaurar iniciativas, además de estar frescos tanto en entusiasmos para mejorar las cosas como en ganas de comprarse pleitos. Luego el tiempo anquilosa y debilita todo. Por eso, las continuas y recientes victorias del gobierno en educación no deben llamar a la complacencia. No se debe perder la iniciativa estratégica ganada, dado que el desmoralizado SUTEP ya está en retirada desordenada (incluso se está desmoronando más rápidamente de lo que se estimaba). ¡Ya están al borde del K.O.! No se debe desperdiciar el crédito político que la población le está girando al gobierno en este punto. La única arma que les quedaría es una huelga general en marzo, que no llegaría al mes porque los tiempos han cambiado. Y esa huelga sería el fin de Patria Roja allí. Pero otro punto que tampoco se debe abandonar en este verano es la reforma laboral. Más allá de la patética ópera bufa protagonizada por Negreiros, Yonhy y Estrada, urge tener clara de una vez una legislación laboral cuerda porque: 1) No estamos aprovechando al 100% el crecimiento económico para expandir el empleo, dado que los inversionistas no se sienten absolutamente seguros para contratar porque temen que alguien salga con burradas como las de Negreiros. 2) Tampoco estamos aprovechando este despegue de las actividades productivas para acelerar el proceso de formalización laboral y 3) Cada día queda más claro que el TLC va a “congelar” para siempre nuestras normas laborales, así que apurémonos en tenerlas listas para no dilatar más la firma de este vital acuerdo comercial. Y aquí también el gobierno goza de unas ventajas únicas. 1) La CGTP ya no es el tigre feroz de los 70 u 80. Ahora no pasa de ser un club caduco, compuesto en activo por unos dos mil veteranos y eternos manifestantes. Nada más. Son un edificio compuesto por planillones fantasmas. 2) Su única fuerza de choque es Construcción Civil, gremio cuyos afiliados andan tranquilos porque ya les dieron la negociación por rama y les sobra trabajo por el boom constructor, además de que gozan de un régimen especial distinto al privado. 3) La bonanza económica jamás será una buena aliada de la CGTP. Hay que aprovechar el momento y 4) Es obvio que cualquier intento de paro nacional está condenado al descalabro. No existe ambiente para eso. La CGTP es un espejismo. ¡Más puede fregar Negreiros! El mundo real no es el de La República (ni este diario pesa algo todavía). Pitearán, pero incluso son menos que el SUTEP. Instauremos normas laborales para nuestra realidad y no para la de Francia o Suecia. Afiancemos el despegue económico.

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