02 febrero 2007

:: Castañeda y la izquierda (29/01)

Evidentemente, no soy marxista para nada, pero sí creo en aquello de “de cada quien según sus capacidades a cada cual según sus necesidades”, así que siempre que salimos de Lima no me opongo a que mi novia maneje, porque lo hace un millón de veces mejor que yo. Este fin de semana estuve por el sur y el regreso me hizo apreciar un fenómeno que sobresale entre todas las salvajadas que cometen nuestros conductores: ir despacio por la izquierda en la autopista (como sucede en el Zanjón todos los días), taponando así el tráfico y fomentando que –muy peligrosamente– se adelante, como si estuviéramos en Inglaterra, por el carril derecho. No sé si lo hacen por ignorancia o por brutos (las reglas de tránsito son más fáciles que las del fútbol), pero esta maldita costumbre genera que los viajes duren muchísimo y que ocurran accidentes. Como iba de copiloto, me puse a apuntar las placas de los más irresponsables. Y fui perdonavidas. Un carabinero chileno, un guardia civil español o un marshall estadounidense se hubieran cargado al triple de los anotados. Pero claro, a la Policía de Carreteras peruana le importa un pito esto. Todo comenzó en Chincha a las 4:30 pm, cuando un camión dorado, placa YG 9903 y que llevaba corrosivos, se puso a adelantar a toda velocidad por el carril auxiliar derecho. Como para crucificarlo de cabeza y soltarle a Lay Fung. Ese demonio al volante fácil era el Damián de La Profecía y lo había parido un chacal para dañar al mundo. De allí en adelante nos topamos con varios fronterizos que iban super, mega, ultradespacio por la izquierda, que por supuesto no se movían si les hacías luces o les tocabas bocina y que seguían campantes por ese carril así los hayas pasado por la derecha y les hayas hecho “amables” gestos de que lo que hacían era algo bastante incorrecto, continuando fregando felices a los que venían detrás. La station wagon blanca SGO 387 se llevó las palmas por su extrema lentitud, seguida muy de cerca por el taxi amarillo JO 7350. También la combi RIH 338 hizo de las suyas, junto al deshecho tico amarillo OO 1598, la station wagon blanca SGG 138 y el auto negro BOU 172. Hablando de vehículos de ese color, la combi RIQ 242 fue particularmente eficaz en atracar un tráfico que de por sí ya era muy denso por el regreso masivo y a pesar de que se invirtió el sentido. Asimismo, quiero recordar al SP 7249, al AQT 124 y finalizar todo esto con un saludo al genio del alcalde limeño Castañeda, que se le ocurrió romper Prolongación Huaylas, entrada a Lima desde la Panamericana Sur, en pleno verano. Son los momentos en que a uno se le sale lo medieval y te imaginas a Castañeda junto a los diez choferes mencionados en un microondas gigante.

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