El alcalde limeño Castañeda ha encarado muy mal las revisiones técnicas vehiculares por un par de sencillas razones:
a) No ha pensado en la comodidad del conductor, que al final viene a ser el “cliente” y que debe ser tratado como tal, mismo Wong. Implementar tan sólo dos plantas, ubicadas lejísimos –sin señalización para llegar–, definitivamente no es una buena idea. Se van a formar unas colas gigantescas y mucha gente simplemente va a pasar del asunto. Se necesitan muchas más plantas –y céntricas– para atender un parque automotor de casi un millón de vehículos.
b) También se ha olvidado un elemento primordial para que el servicio sea de primera: la competencia. Darle este privilegio a una sola empresa es un disparate. ¿Por qué no se ha permitido que muchos talleres de Lima también atiendan esta revisión? Uno se puede ir a los talleres filiales o de agentes conocidos y que allí te hagan la revisión. También existen ahora grifos donde dan muy buenos servicios mecánicos. Bien podría firmarse un acuerdo con Repsol o Pecsa para esto. O tal vez llegar a algún esquema con las compañías de seguros. No digo que le den esta responsabilidad a cualquier “chichero” que tenga un pampón polvoriento y sucio con un hueco en la tierra al que llaman “zanja” y una sarta de empíricos siempre cochinos a los que llaman “mecánicos” y que siempre te roban piezas, sino a establecimientos limpios, bien montados, con mecánicos titulados, que uno sabe que son garantía.
De ese modo se ampliaría la oferta de sitios donde uno pueda realizar su revisión, evitándonos colas o ir a los quintos infiernos. Además, así sería mucho más fácil controlar la calidad del servicio y que no se den casos de corrupción. Esto de dar un monopolio hasta lo puede hacer pensar mal a uno. Estamos ya en el siglo XXI y seguimos con esquemas mentales de los 70. Un monopolio con dos plantas… ¿A quién se le ha ocurrido tamaña estupidez? Y a propósito de estos temas: que no les vaya a llevar el auto la grúa municipal. Acompañé a un amigo al que le había pasado esto y te llevan el carro a un depósito que queda en una zona maleadaza, un poco más allá de la avenida Argentina. Encima llegas con la multa pagada, papeles llenados, fotocopias, etc… y –¡cuándo no!– te piden allí mismo una fotocopia extra de la tarjeta de propiedad (por joder básicamente) para poder sacar el carro, así que tienes que ir a la esquina de ese Bagdad para hacerlo, mientras espantas piedra en diestra a mil perros y chequeas con la gata y a carajo limpio que los fumones no se te acerquen mucho. Mi amigo se acordó bastante en voz alta de la progenitora de Castañeda, Parra y todos esos mientras hacía este trámite. No creo que vuelva a votar por él. Como tampoco los que hagan la revisión técnica bajo el idiota esquema actual.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario