Emascular” significa mutilar la capacidad viril. Eso es lo que ha hecho este malhadado TC: emascular la ley de las ONG para quedar bien con todos. Es que sale un editorial fujicaviar numérico y otro rojo, más un poco de bulla (¡el buen Gustavo Gorriti cómo defiende su olla!), y nuestros magistrados se hacen aguas de miedo.
Han terminado dando una norma que precisamente capa al Estado en su capacidad de supervisar en qué se están usando los fondos privados que llegan a las ONG. O sea, Hugo Chávez, Bin Laden y los antimineros violentistas pueden trabajar tranquilitos en nuestro país, gracias a esta extraña coalición de caviares que ahora resultan… ultraliberales (el Estado, al que reclaman tanto que se inmiscuya en todo, ¡no puede meterse con ellos!) y un TC timorato.
Ojo, tampoco es que las ONG hayan ganado, como ya los caviares y ese pintoresco congresista que tan curiosamente se llama “Yonhy” (¿de dónde habrá salido ese…“nombre”?) proclaman: se ha rechazado el 90% de lo que pidieron los caviares, salvo ese tema de los fondos privados y la capacidad de la APCI de sancionar cancelando de su registro a la ONG infractora. Lo segundo en teoría no es tan grave, ya que puede hacerse judicialmente, y la verdad es que allí sí podía existir una clara colisión con la Constitución del 93 (que ahora los caviares y rojos defienden tan ardorosamente). Pero claro, con ese PJ que tenemos... Bueno, por lo menos el TC reconoce que las ONG no son islas que no pueden ser controladas por el Estado, y por eso deben tanto registrarse en la APCI como revelar el origen de los fondos, algo a lo que se negaban.
También que habrá “priorización” en el gasto de los fondos cuando se trate de recursos de la cooperación internacional que gestione el Estado. Asimismo, se aclaró que la ley no vulneraba el derecho de asociación. Pero se han volado la defensa más importante. Lo que ha hecho el TC es un desarme unilateral frente al chavismo y otras amenazas. Algo así como el desarme de Manuel Pardo en el siglo XIX frente a los chilenos, cuando no adquirió los dos buques que muchos le requerían. Chávez y su gente de la ALBA deben estar muertos de risa. Se dirán: “¡Qué raros estos peruanitos, que solitos nos facilitan la infiltración!”.
En fin, lo mejor que ha ocurrido con respecto al TC en estos días es que por fin Lechuzón Alva Orlandini y Magdiel (otro “nombre” raro) Gonzales se largan de allí al ya haberse elegido a sus sucesores. Es que a ambos hace rato que debieron cesarlos: a Lechuzón cuando se descubrió que había contratado allí a una pareja sentimental (con la que incluso tiene un hijo) y a Gonzales por haber intentado entrar al régimen de la cédula viva con su 19990. Pero claro, allí los caviares, los fujicaviares y los rojos se quedaron callados.
El doble rasero…
Y muy buena la idea de nuestro columnista Juan Carlos Valdivia sobre hacer una efemérides del día en que cayó Abimael. Debe recogerse este 12 de setiembre próximo.
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