1) No quiero ufanarme, pero el 4 de julio del 2006 se le recomendó desde aquí al nuevo gobierno (artículo “Recetas instantáneas para Alan García”, punto 10) el uso de bonos para cubrirnos contra catástrofes naturales, tal como lo hace México. Cómo hubieran servido para este sismo. Desidia…
2) Es increíble cómo aún hoy en día se siguen manejando conceptos obsoletos. Existe un margen, con esta boyante situación fiscal, para redistribuir riqueza más allá de puntuales programas de lucha contra la pobreza, pero los remedios son arcaicos e inútiles. La CGTP pide un incremento general de remuneraciones por decreto o del salario mínimo vital. Lo primero es impracticable en una economía de mercado. Y subir el mínimo alcanza a una fracción muy pequeña del espectro laboral, además que puede terminar fomentando el desempleo y la informalidad. Si no fueran tan prehistóricos, lo que estarían pidiendo es que bajen algunos impuestos indirectos, porque esa es la manera de que el dinero llegue más rápido de vuelta a los bolsillos ciudadanos, comenzando por el IGV y el ISC a los combustibles, que gravan a todos. Y es que el mismo ministro Carranza hace política económica de los 90. ¿Por qué no se le baja por lo menos un punto al IGV, que no nos dijeron que se iba “transitoriamente” a 19%? ¿Y por qué la mitad del precio de la gasolina son impuestos? Y si la no tan frágil memoria no me hace errar, los ingresos anuales fiscales por ISC a los vehículos son US$40 millones. ¿Qué daño a la caja fiscal le va a hacer eliminarlos?
Y pasar la partida arancelaria a cero. Al contrario, se van a vender más autos y por ende habrá más recaudación. Se renovará el parque automotor y habrá acceso a carros usados mucho más económicos. ¿Por qué no se le bajan aranceles a otros bienes de consumo masivo? ¿Por qué tenemos la cerveza con la tercera tasa tributaria más alta del mundo, tras Kenya y Corea del Sur? ¿Por qué no reclamarle a Osiptel que baje los cargos de conexión e imponga la portabilidad numérica para que se reduzcan las tarifas celulares (porque los obreros también tienen celulares)? ¿Cómo es posible que ni siquiera le hayan bajado los impuestos a los espectáculos, algo tan ínfimo y tan fácil de hacer? Es que son arcaicos. El otro día conversaba con el dirigente de los lustrabotas de Miguel Dasso, que ha logrado montar un kiosco muy bonito, hasta con internet.
Me comentaba cómo la empresa privada y la municipalidad sanisidrina (aunque ahora el alcalde Toño Meier le está trabando otros proyectos similares, no veo por qué) los habían ayudado mucho al ir donde ellos con propuestas interesantes y cómo su sindicato le había hecho la vida imposible por eso, porque la idea de acción de ellos no va más allá de romperle la cabeza a los empresarios privados y reelegirse indefinidamente a punta de demagogia, sin rendir cuentas por supuesto de los fondos sindicales.
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