Alan García pide ideas para reformar el Estado. Pues insisto en que lo más práctico es contratar a una consultora internacional de alto vuelo (tipo McKinsey, Bain o BCG, que son las “top”), darle la tarea y el apoyo político al Premier y a un ministro (que parece evidente que sería Verónica Zavala) y ejecutar sobre la marcha cada conclusión a la que se llegue mensualmente, evitando el error de decirles “háganme un estudio de aquí a un año para luego aplicarlo”. No. Cuando entras a dieta y a hacer ejercicio, tienes que empezar en el minuto que lo decidiste, junto a tu “personal trainer”.
De estudios está empedrado el Estado peruano, desde el auroral “Arthur D. Little Report for Peru” (ver G. Bardella), que encargó en 1960 el premier Beltrán a la en aquel entonces mejor consultora mundial para elaborar estupendos programas industriales y viales (Plan Perú Vía), que jamás se usaron… ¡Ay, primer belaundismo! Los tecnócratas de Little avizoraron bien lo que se venía y aconsejaron al gobierno “un esfuerzo comparable, en rapidez y eficacia, a una movilización bélica y que, a semejanza de un esfuerzo de guerra, debe contar con el apoyo de todos los sectores del país”, pues “la aceleración del ritmo de desarrollo es una necesidad urgente para el Perú.
Su estabilidad política y su supervivencia económica a largo plazo están seriamente amenazadas por el aumento explosivo de la población, el nivel bajísimo de más de la mitad de ésta y la concentración de la riqueza en unas pocas manos (…) de no admitirse el peligro de esta situación y por ende no movilizarse los recursos necesarios para afrontar este peligro inminente, grandes cantidades de peruanos no tendrán la oportunidad de ganarse el sustento ni de sobrevivir con un mínimo de decencia”. No hacerle caso a Little parió a Velasco.
No hacer las cosas ahora podría parir a un Humala (un tipo tan, tan brillante que cree que reformar el Estado es volver a la Constitución de 1979… ¡Cuando habla, se dispara el Producto Bruto Interno!), o a uno de esos Evos en el 2011. Y que no se diga que contratar a una consultora de ese nivel sería muy caro para tiempos de austeridad. Tampoco caigamos en el ahorro del fraile, cicatería absurda que empeora las cosas.
En costo-beneficio, más sacamos a la larga con el “Estado en forma”, tal como lo hizo Portales con Chile en el siglo XIX. Por eso hasta ahora se le venera allá a éste (y a Andrés Bello), señor García, a usted que le interesa la Historia.
PD: El domingo por la noche mandé el artículo del lunes por e-mail y me quedó dando vueltas que algo andaba muy mal allí. Lo confirmé al día siguiente: cometí el grueso error de traducir “supply-side economics” por “economía de la demanda” (algo keynesiano) cuando es “economía de la oferta”. Me burreé estúpidamente. Disculpas por la distracción.
1 comentario:
esas comparaciones del tio este...
"personal trainer", ja. y luego se pica cuando lo estereotipan de metrosexual y burguesito niño de mama.
quien puede tomar en serio a un idiota asi?
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