E s imperativo –por razones morales, económicas y hasta de supervivencia– atacar con todo a la pobreza, más aún ahora que se goza de este boom económico. Y la extrema pobreza se concentra precisamente en las zonas rurales, atrapadas por el minifundio y la recurrente costumbre de sembrar cultivos de poco valor como la papa. Necesitamos buscar un producto estrella, rentable, que genere allí una revolución similar a la que generó el espárrago en la Costa.
Se pensó en la alcachofa, pero ésta no se da en todos los complicados climas serranos. Las bayas (frambuesas, arándanos, zarzamoras) son una alternativa, pero su manipuleo es muy delicado y el “know-how” toma tiempo. No veo a los poco sofisticados, terquísimos y muy desconfiados agricultores serranos complicándose con éstas, además de que carecen de infraestructura adecuada para sacarla rápido a los mercados internacionales. Afortunadamente existe un cultivo duro como una malahierba que crece en terrenos pobres, que aguanta peste y no necesita mucho abono, de rápida maduración, muy resistente al frío, de poca necesidad de agua, que tolera el manipuleo/transporte tosco y que tiene una gran demanda internacional.
Me refiero a la canola, que puede ser ese “espárrago serrano” que estamos buscando para sustituir a la papa. Afortunadamente, Gastón Benza –que encabeza “Sierra Exportadora”– le ha puesto el ojo y ojalá tanto el presidente García como el ministro Salazar se den cuenta de lo que tienen entre manos: una posible bala mágica para la pobreza en la Sierra. El nombre canola proviene de “Canadial Oil, Low Acid” (aceite canadiense de ácido bajo), pues esta planta fue genéticamente desarrollada en dicho país norteamericano por Keith Downey y Stefansson en la década de los 70 (en España se le conoce como colza).
Ya se había usado antes –se le conocía sólo con el nombre anglo “rapeseed”– como fuente de aceites, pero tenía dos problemas: un feo color verde debido al exceso de clorofila y un sabor desagradable por exceso de ácido erúcico y glucosinolato, elementos que precisamente estos investigadores amenguaron. Ya se producen 46 millones de toneladas en el mundo, siendo Canadá, China y EEUU los líderes (en la India ocupa el 13% del área cultivable). Tiene gran demanda en Japón, México y en la misma China. Se usa como aceite (es muy sano y con mucho omega 3. Es la tercera fuente mundial de aceites vegetales, tras la soya y la palma), forraje (ojo, sirve también para alimentar a los pollos. Recordemos que para esto dependemos del trigo que no producimos) y ahora último como biodiesel, cuya demanda no cesa de crecer. Además, les encanta a las abejas, así que es fácil desarrollar la apicultura junto a ella. Llenemos Apurímac, Cajamarca, Huancavelica y Puno de canola.
Y Majes, donde estúpidamente se siembra alfalfa. Que reemplace a la papa y a exportarla a China. Para financiar eso a gran escala sí atraco que exista el Banco Agrario.
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