Para ver licitaciones estatales llamo a una fuente. Me dice: “¡Uf, gran estercolero! Con las ventas al Estado no se ve el producto o el precio sino la coima, que oscila entre 10% y 15% normalmente. La ‘cutra’ se hace siempre en las bases, donde se fijan los parámetros, hechos sólo a la medida del proveedor amarrado. ‘Taylor-suited’, hecho por sastre. Así te lo ‘empaquetan’ bien y Consucode y la Contraloría –dos entes absolutamente inútiles que sólo se fijan básicamente en huevadas como si entregaste tal papel dentro de tales días o si llevaba el sello tal o si lo vio antes el burócrata tal– dejan pasar tranquilito al elefante. Sistema perfecto. En Salud siempre vienen bien amarradas desde el bendito petitorio médico. Allí prácticamente ciertos laboratorios establecen qué les van a pedir y ¡puaf!, ya está el business montado. En autos siempre ha sido rochoso. Hacen las bases de tal manera que casi nadie se presenta, sólo el interesado, y a veces lo acompaña un ingenuo que cree que puede ganar a la buena o alguien que le está haciendo la ‘patería’ para que no sea tan escandaloso. ¿Que cómo rompes eso? Fácil, resucitando la Bolsa de Productos, que se la bajaron por presiones de un gremio de laboratorios. No hay nada más transparente que la puja dura y pura. Estableces tus parámetros de manera amplia –no específica para que no te la hagan– y de allí que te vengan a ofertar. Bala mágica, compadre. En cuanto a vehículos… ¿para qué tienes que comprar? Mira cómo hacen Telefónica o Ferreyros. Convocas a un leasing operativo y alquilas el auto por un número de años y al final decides si lo compras. Estableces que el servicio sólo te lo hacen los que te los alquilan, para evitarte tener talleres internos, nidos de ratas donde canibalizan a los autos. ¿No sabes que los tombos les cambian las piezas nuevas a los patrulleros en cuanto se los entregan y las revenden? ¡Hasta tuercas! He visto de casualidad cómo una vez les entregaron el patrullero y estos miserables reemplazaron el carburador y revendieron allí mismo el nuevo. Revenden prácticamente todo lo que no es externo. ¡Y no te hablo cómo se tiran el combustible! Otro método es el renting, donde sólo alquilas el auto de manera continua, es decir, te dan una máquina nueva y a los tres años la cambias por otra y así sucesivamente.
Encima con una flota de autos suplentes lista para reemplazar bajas al toque. Te evitas los talleres internos, el tráfico de repuestos amarrados con el proveedor, etc… Con leasing o renting, el proveedor es el primer interesado en que la máquina esté siempre ‘pita’ y no te pase lo de las ambulancias. Y mejoras tu flujo de caja, porque no te gastas un montón de plata de golpe para pagar. Si Alan no adopta este tipo de cosas, es que no quiere cambiar”.
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