Difícil que el APRA no haga hasta lo imposible para impedir una censura a Luis Alva Castro. No es un personaje cualquiera. Es un “histórico” actual del partido con bases, un ex candidato presidencial y un ex premier, alguien que trató mucho a Víctor Raúl. La censura significaría que la oposición “le perdería el respeto” muy temprano al partido gobernante. Que le bajen a un pez tan gordo le significaría mucho desgaste prematuro y despertaría en el APRA la paranoia de que le administren la misma medicina de censuras continuas que aplicó –con refinado sadismo– con Bustamante y Rivero (donde al ministro Basombrío lo censuraron porque no supo contestarle a Arca Parró cuánto costaba esa mañana el kilo de pallares en Ica) y el primer belaundismo (donde L.A. Sánchez se palomeó al ministro Cueto Fernandini sólo por decirle que discrepaba por una “cuestión de semántica”). No me sorprendería que sea cierto el rumor de que adelantarían el refrescamiento del gabinete y cambiarían de cartera a LAC para evitar que lo censuren. -Alan García debe haber tragado saliva ahora que los caviares y rojos han comenzado con esa teoría penal del “dominio del hecho por dominio de la situación” (o sea, la autoridad máxima lo tenía que saber y haber ordenado de todas, todas maneras) para condenar a Fujimori por La Cantuta y Barrios Altos. Como los crímenes por DDHH no prescriben, en el futuro alguna ONG caviar (ya se imaginan cuáles…) buscará procesar a García por El Frontón o el Comando Rodrigo Franco con esta teoría y 35 años adentro... Ya pasó con el peculado, pues sólo en el Perú se le dio una interpretación –que no existe en ningún lugar del mundo– para meter presos efectivamente (con el delito de receptación eso no sucedía) a los corruptos que no eran empleados públicos y cuyo autor dicen que fue el juez San Martín (muy allegado a Ugaz), quien precisamente procesará al extraditado.
Con un juez supremo tan abierto a posturas legales nuevas, no sería raro que se siente precedente judicial con esto y se abra una puerta llena de sorpresas...
-No me sorprenden las renuncias a Forsur. Me apenan. Es que nadie ya de cierta valía quiere ser funcionario público. Entre lo que te maltrata la Contraloría, te frena el Consucode, te boicotean los mandos medios, te paralizan reglamentos absurdos, el MEF se demora una eternidad en soltarte fondos, te joden los políticos citándote cien veces al Congreso (para no escucharte encima), te pagan una miseria, no te lo agradece nadie, chocas con alcaldes y presidentes regionales –que son o unos politicastros insolentes o unos ineptos retrasados mentales–, descuidas a tu familia y tus empresas, todos piensan que te has metido allí para robar y te crucifican los pasquines… ¿Para qué?
Es que hasta ahora parece que a este gobierno no le interesa reformar seriamente a un Estado que es de chiste, que ni puede repartir frazadas o comprar carros. Encima ha bajado sueldos: fórmula perfecta para profundizar el desastre.
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