Esa “autopista” al aeropuerto Jorge Chávez tiene todos los sabrosos ingredientes posibles para resultar el “Waterloo” del presidente regional chalaco Kouri, que hasta ahora ha demostrado tener mucho “teflón”, pues no se le pegan los problemas como tampoco los alimentos a este material de cocina y ha mantenido incólume así su popularidad en el Primer Puerto. Pero la bronca ciudadana general con esa “payasada” de autopista se retroalimenta diariamente.
Personalmente, cada vez que circulo por allí siento que alguien se está carcajeando y enriqueciendo a forro de mí y de miles más con ese pago por una ridícula pistita; me incomoda demasiado una mofa tan descomunal.
Uno se siente allí incluso peor que al transitar por ese ridículo puentito al final de la autopista Ramiro Prialé, aunque al fin y al cabo allí no te cobran nada (pero te hacen sufrir mucho más. Los atracones de fines de semana son cada vez más dantescos.
Según el MTC, la culpa allí es directamente del alcalde Castañeda). Y ayuda poco en eso a los concesionarios esa vieja fama de poco serios y palabreros que a menudo suelen tener los argentinos para los negocios. Ya es hora de que algo drástico y dramáticamente rápido suceda allí, sea la ampliación definitiva de esa “autopista” (ojo que el próximo año vamos a tener aquí la reunión de APEC) o la cancelación de esa magnánima y absurda concesión. Pero que esa befa cese ya. Que ya nos dejen de robar diariamente.
Y hablando de Castañeda, otra tomadura de pelo es que te cobren por entrar al Parque de la Reserva para ver las piletas, así sea un sol. Oigan, ese era un espacio público, algo destinado a la libre circulación y el disfrute de todos. Si al alcalde Castañeda se le ocurrió esa relativamente faraónica obra (rara para la segunda urbe más grande del mundo ubicada en un desierto) para esta pobretona ciudad y necesita algo de sencillo para el mantenimiento, pues que ya vea de dónde saca, pero no que le cargue los bolsillos a los parroquianos, que los parques son públicos aquí y en Sebastopol.
¿Mañana me van a cobrar por pasear por la Plaza San Martín si arreglan la estatua? Y ese dinero debió emplearse antes en mil cosas más urgentes. Por ejemplo, si quería invertirlo en algo estrictamente recreativo y ornamental, pues hubieran construido espigones en limeñas playas bravas como Venecia y Mamacona, para que la gente del Cono Sur se relaje allí en el verano, o hubieran gastado en arenar nuevamente a la otrora bella playa La Herradura, deshecha por la tozudez del finado Pablo Gutiérrez. Pero donde sí cobraría un “peaje de congestión” es para entrar al colapsado y contaminado centro de Lima, como lo hizo el alcalde rojo londinense Ken Livingstone y lo va a hacer Bloomberg en Nueva York..
Demasiados autos y buses circulan allí por pereza y costumbre en lugar de buscar rutas alternas. Hay que desestimular ese excesivo tránsito por nuestro centro.
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