Lo sucedido con Forsur no debe sorprendernos. La culpa de que este ente haya entrado en este marasmo es solamente del Congreso. El Ejecutivo le había enviado una magnífica ley, que copiaba una exitosa experiencia colombiana para superar las secuelas de un terremoto que afectó al llamado “cinturón cafetalero” en 1999.
Bogotá decidió en aquel entonces crear el Forec (Fondo de Reconstrucción de la Región Cafetalera) para coordinar esfuerzos, con un director ejecutivo, un directorio de tan sólo cinco miembros y provenientes del sector privado, más el gobernador de Risaralda y el alcalde de Armenia.
Coordinaba entre Ejecutivo y gobiernos locales, diseñaba los planes maestros para la reconstrucción, trabajaba todo marco para reconstruir y preparaba los términos de referencia para los consultores y compras. Toda contratación se regía por el régimen privado para acelerar la reconstrucción. Y todo tercerizado. O sea, el Forsur original. Pero lamentablemente este planteamiento llegó a ese animal descerebrado que es el Congreso y los desatinados de siempre no sólo les dieron calidad de empleados públicos a todos los directores, sino que ampliaron de modo impresionante el directorio, estatizaron todo el accionar y encima añadieron a Huancavelica, a pesar de que su presidente regional se negaba cuerdamente a esto porque la reconstrucción debería estar focalizada en las zonas más afectadas: Chincha, Pisco e Ica. Asustaron a todos los que querían colaborar y volvieron una asamblea gigante lo que debió ser un directorio normal. Súmesele a esto la mala fe que siempre el presidente regional iqueño le ha mostrado al proyecto, la resistencia pasiva de los alcaldes, las amenazas de la Contraloría, una campañita feroz contra Favre pintándolo como un asesino, etc… para entender que los peores enemigos de los peruanos somos los mismos peruanos y que cualquier invasor extranjero no necesitará tropas.
La idea no fue tratar de que las cosas vayan bien, colaborar con ideas, facilitar la reconstrucción, empujar el auto, pensar en los que están tirados en la calle, sino básicamente cómo joder lo más posible a Favre, cómo intimidar a los que querían trabajar con él, cómo complicar la operatividad de este organismo, cómo oponerse porque ellos no son izquierdistas ni humalistas, cómo hacer para tener cámaras…Cómo evitar, en suma, que se pueda ayudar rápidamente a los damnificados solamente por hacer política y por joder. Realmente es muy irónico que el lema nacional sea “Firme y feliz por la unión”. Debería ser “Caín es peruano”.
-No entiendo a estos ganaderos. Si el negocio de la leche es tan malo desde hace años, si casi no ganan nada, si existe un malvado cártel de compradores que los afecta siempre, si las importaciones de leche en polvo los agobian… ¿por qué diablos no liquidan sus activos y se dedican a otra cosa? Por la manera tan, tan, tan trágica como pintan las cosas, les va a ir mucho mejor en cualquier, cualquier actividad que emprendan. ¿Están condenados a ser lecheros por toda su existencia? ¿No les da la cabeza para hacer otra cosa? ¿Son masoquistas?
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