Escucho la bullanga política mientras miro los números económicos donde se constata la revolución silente que estamos experimentando con estos crecimientos anuales y aumenta mi esperanza de que si la cosa sigue así y no elegimos a un animal el 2011, ya entraremos a partir del 2017 a una fase donde ya no nos para nadie. Claro que ese proceso necesita ir acompañado de medidas que no está tomando este remolón gobierno, como reformar el Estado contratando a una consultora externa, expandir fuertemente la infraestructura en base a concesiones e inversión pública directa, mejorar dramáticamente la calidad y el enfoque de la educación, volver sencillas las normas tributarias, adoptar normas laborales pro empleo en lugar de proteccionistas, construir ya 10 cárceles más para mejorar la seguridad pública (ya en Nueva York se demostró que meter presos rápidamente a los antisociales mejora mucho las cosas), adoptar de una vez el nuevo Código Procesal Penal y las recomendaciones del Ceriajus sin injerencia caviar, reducir trámites para abrir negocios…
No puede ser que las AFP tengan US$6 mil millones calientitos para invertir en infraestructura y aún no se “afepeice” ésta.
Es que examino unas cifras presentadas por Fernando Chiappe, en un estudio de la Universidad de Piura sobre la riqueza urbana, y el cambio que se está dando desde el 2003, fin de la depresión que tuvimos desde1998, es notable. En cambios urbanos en hogares, el sector A casi se duplicó (de 2% a 3.8%), el sector B urbano creció de 12.4% a casi 15% y, lo más destacable: C (clase media baja) se fue de 28.7% a 32.5% y D (pobres) disminuyó de 36.2% a 30%. Es decir, hubo mucha movilidad social en ascenso. Esto significa que por primera vez ABC (52%) son mayoría en el sector urbano y hay medio millón más de hogares en estos sectores. Donde sí las cosas anduvieron lentas a nivel nacional es en E (muy pobres), que sólo se redujo de 20.7 a 19.1% (aunque en Lima sí se sintió más: de 19% a 13%). Pero esto significa que D y E bajaron más de 7 puntos en cuatro años, ¡un montón! Y este proceso ha sido mucho más intenso en Lima.
Mejoras dinerarias nacionales: una familia E ha pasado de US$123 (2003) a US$190 ahora, una familia D de US$176 a US$269 y una C de US$314 a US$411. O si no miremos el promedio de ingresos familiares mensuales totales en Lima, que evolucionaron de US$434 a los US$602 actuales y que se esperan alcancen los US$ 820 el 2011. Y se proyecta que A pasará al 5.4%, B al 18%, C al 35%, D al 29% y E –esto es lo interesante– al 13% (6 puntos menos).
Claro que hay que reconocer que hasta ahora este fenómeno no está alcanzando al área rural serrana, donde se concentra la pobreza más abyecta . Continuaré mañana con esto.
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