05 junio 2008

Cirugía en Huancavelica (28/05)

-Como era previsible, unos festejan estas cifras sobre la reducción de la pobreza en cinco puntos en un año, mientras que otros las cuestionan. De hecho no es una cifra exacta y posiblemente no atienda todas las necesidades, pero tirios y troyanos, muchos a regañadientes, admiten que este vigoroso crecimiento económico está comenzando a reducir cada vez más rápido la pobreza. Y no sólo hay una baja en las zonas costeñas, pues Ayacucho ha experimentado una fuerte reducción.

Tampoco es cuestión de entusiasmarse mucho y decir que si sigue este crecimiento, se va a caer 5% anual y así vamos a llegar a 10% en el 2015. Ojo que disminuir la pobreza es un poco como una dieta: hay un porcentaje de kilos que puedes reducir más o menos “fácil”, pero llegado determinado punto ya el tema se pone más arduo. En este caso, ese “núcleo duro” difícil de bajar es la extrema pobreza rural. Puedes tranquilamente crecer y crecer sin que este sector “engorde” y el resto sí, amén de que hay barreras adicionales que el crecimiento por sí solo no derrumba (falta de educación, deficiente nutrición, poca productividad). Si no, hace rato que no habría 14% de pobres en Chile o 13% en EEUU.

Claro que para eso tienes los programas sociales, pero cuidado que éstos se vuelvan muletas eternas y el paciente nunca aprenda a caminar sin ellas.

Si miramos a Chile, Pinochet dejó 38% de pobres al comenzar 1990, más o menos como estamos ahora aquí. La democracia logró llegar al 14% en 17 años (por eso, hablar de 10% aquí en el 2015 es imposible, a menos que descubramos pozos gigantes de petróleo…) tras una continua expansión económica que fue acompañada de fuertes inversiones en educación (aunque los chilenos no destacan mucho en las pruebas internacionales), infraestructura e intensos programas sociales. Cabe añadir que allá el tema es menos difícil, ya que los chilenos no tienen una sierra tan extensa y poblada como la nuestra (es como que nosotros tengamos sólo la Costa. Y no he contado la Selva), amén de una población –salvo los mapuches– culturalmente mucho más homogénea. Pero mirando cifras, uno como que siente que más o menos en general estamos como Chile en 1990 y debería venir por lo menos una década más bastante buena en expansión económica si no la malogramos en el 2011 y elegimos a Humala o uno como él. Ojo que ya estuvimos por el 40% de pobreza antes y la inesperada llegada del modelo velasquista nos metió en una dinámica de empobrecimiento acelerado hasta 1992, en que ese esquema se desmontó.

Lo que sí preocupa es Huancavelica, nuestro Haití local. Su 86% de pobreza africana se ha mantenido incólume. Creo que allí sí se tiene que hacer algo realmente dramático, una operación de extirpación quirúrgica de tanta miseria. Como ahora podemos endeudarnos tranquilamente a tasas bajas, deberíamos emitir US$1,000 millones en bonos y usar esa cifra exclusivamente en Huancavelica y sus 400 mil habitantes.

No sé, pagarles a los adultos para que sólo se dediquen a estudiar un “crash course” útil de materias en dos años (alfabetizarlos a todos, redacción, comprensión de lectura, matemáticas e higiene básicas, educación sexual, oficios técnicos), nutrir y poner colegios de primera, infraestructura... O simplemente pagar una gran migración humana a otros lugares más hospitalarios del país.

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