-Si una cabeza va a rodar por este “Moqueguazo” es indudable que será la del titular del Ministerio del Interior, cartera responsable de esta debacle policial. Por más simpatías y siete vidas que tenga, un desbloqueo tal mal hecho, empeorado por las imágenes de un general tomado como rehén, hace meridianamente insostenible su permanencia en el gabinete.
No sé si García –que debe estar furioso con este lío mayúsculo que le han generado incompetencias ajenas– esperará a que pase esta crisis para removerlo o si el propio LAC presentará su renuncia, pero ya se ve a Mauricio Mulder –o Rómulo Pizarro– calentando al lado de la cancha. La pregunta más bien es cuánto salpicará este lío al premier Del Castillo –que estuvo llevando las fallidas negociaciones y que puede también pagar pato gratuito por eso– y si esto adelantará la tantas veces rumoreada reestructuración ministerial. Cabe recordar que esta muy probable salida del gabinete de un peso pesado en el APRA como LAC (y tal vez de Jorge del Castillo) se daría cuando las cosas ya han andado muy movidas en el APRA, con Carrasco Távara y Pastor yendo por la libre, Negreiros resentido porque no lo dejan candidatear en lugar de Velásquez Quesquén y Cabanillas con su juego propio. Por eso, lo más probable es que entren apristas por apristas para no mostrar debilidad en Alfonso Ugarte y así Gonzales Posada y Mulder hagan sendos enroques.
-Por allí me han reclamado porque le echo gran parte de la culpa de este “Moqueguazo” a Toledo. Simple: lo hago porque instauró una pésima regionalización, mejor dicho una “departamentalización con anabólicos”, en lugar de aglomerar provincias racionalmente. En otras palabras, realizó un proceso jorobado que ya será muy difícil de enderezar. Lo que ha generado son absurdas broncas y amenazas entre Lima y Junín, Huancavelica e Ica y Moquegua y Arequipa por agua. Y ahora esto entre Tacna y Moquegua. En lugar de unir, esta regionalización hecha a la criolla –¿no se acuerdan que hubo elecciones antes de que se apruebe la ley?– ha terminado desuniendo a un país ya de por sí invertebrado. Toledo quiso solucionar esto con un referéndum en octubre del 2005 para crear cinco macrorregiones (lo más cómico fue que le pidió a los cajamarquinos que no dejen de votar cuando éstos no estaban incluidos en el referéndum...), consulta que fue rechazada abrumadoramente: el “departamentalismo” resultó muy profundo, amén que nadie quería ser segundón. Encima llamó a sus autoridades “presidentes regionales”, título que los hace creerse más de lo que son.
La lógica nos dice que las pequeñas Tacna y Moquegua deberían estar bajo una sola administración, pero ahora lo que vemos son feudos exigiendo dinero uno a costa del otro (sin contar los afanes independentistas de Fuentes en Puno, las bravuconadas de Álvarez en Áncash o el absurdo obstruccionismo de Hugo Gonzales en el Cusco frente a las concesiones cercanas a ruinas, pero esa ya es otra historia). Para terminar de enredar todo, Toledo les asignó a ciegas el canon según el impuesto a la renta generado en base a producción propia, en lugar de hacer un fondo nacional común a repartir según fórmulas basadas en población, pobreza, falta de infraestructura, etc. Con eso no tendríamos estos problemas de “dame más a mí y menos a él”.
La verdad, no sé cómo irá a acabar este chongo, pero LAC ya está tan pedido como Chemo.
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