-Una lástima que la joven congresista Luciana León haya caído en la demagogia más clásicamente ramplona para oponerse al proyecto de la legisladora Martha Hildebrandt que plantea que aquellos estudiantes que procedan de colegios privados paguen la mitad de su pensión escolar en las universidades públicas donde estudien. Uno de los factores de que tengamos tan mala educación pública universitaria (revisen las clasificaciones internacionales) es que tales centros de estudios superiores adolecen de recursos y ya debe acabar este ciego subsidio indiscriminado de parte de un Estado pobre hacia quienes pueden pagar parte de sus estudios. No más free-riders (“gorreros”).
Mi única discrepancia con el proyecto es que reduciría ese pago a la cuarta parte (25%) de lo que pagaban en sus colegios privados, siempre conservando aquello de que están exceptuados quienes prueben una efectiva carencia económica. Eso es perfectamente razonable y ya sería mucha conchudez, demagogia o necedad que haya quien se oponga a eso. No va a solucionar el problema de falta de recursos, pero ayudará bastante.
En realidad, deberíamos adoptar los modelos inglés y chileno, donde los socialistas Blair y Lagos introdujeron sendas reformas, por las cuales los universitarios públicos pagan sus carreras mediante préstamos muy largos y “blandos” tras graduarse. En Inglaterra los comienzas a pagar en tu impuesto a la renta luego de alcanzar determinado nivel de ingresos y siempre que no estés desempleado. En Chile empiezas a cancelarlos a los 18 meses de graduarte y también se suspende el pago cuando estás sin trabajo. Si no pagas, tienes que entenderte con la dulce Sunat mapochina.
De otro lado, nuestras universidades públicas limeñas son el reino del absurdo en cuanto a su manejo económico: San Marcos, la UNI y La Molina están ubicadas sobre terrenos que hoy en día valen oro. Lo cuerdo sería que los vendan, se muden a otros más baratos y con la resultante plusvalía –para usar los términos rojos que a ellos les gustan– instaurar fondos –administrados por expertos– que les garanticen un interesante retorno permanente para financiar laboratorios, investigaciones, etc...
Es que todo allí anda tan mal manejado, con facultades inmensas para botar abogados o sociólogos, cuando una sociedad moderna necesita ingenieros, expertos en informática y genética, etc. Allí también se da una mala asignación de recursos, amén que el profesorado anda muy desactualizado, es muy argollero y está lleno de viejos rojos.
-A veces me da miedo esto de las tarjetas de crédito. Suelo ir a un supermercado de segmento C que queda por mi trabajo y siempre observo en la cola que soy el único que paga al contado. La gente saca cantidades de tarjetas de todos los colores y paga al crédito hasta los consumos más reducidos. No vayan a estar endeudándose hasta el cogote y cuando el ciclo decaiga –lo que siempre ocurre en toda economía– se metan en serios problemas.
-Interesante la reciente reflexión del economista Elmer Cuba sobre que vivimos en Chilivia, un país mezcla de Chile (la Costa) y Bolivia (la Sierra) en cuanto a mentalidades y producción. ¿Cuál de los dos lados prevalecerá el 2011?
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